jueves, 30 de diciembre de 2010

El sonido de lo desconocido

El sonido de lo desconocido
me despierta.

Hay ángeles cantando en mi espacio
y no son como los de la Biblia.

Mente indefinida y punto gris, aquí hay un amor
tan infinito,
que lo único que hago es cerrar mis llagas.

Por favor, piensa,
podrías atrapar la delicadeza del aroma de sus notas
sembrarlas en la tierra,
esperar el milagro de la resurrección humana.

Ego, cállate y muérete un instante.
Aquella megainteligencia ya existe.
Yo sólo quiero abarcar la música sideral con una sola palabra.

La fragilidad del metal luminoso
jamás había resonado tanto
en mis oídos
ahora hipersaturados de tanta luz melódica.

La luz también se escucha.
La luz también tiene notas.
La luz es un túnel
por el que resuenan lo divino e inexpresable.
Lo inabarcable en cualquier texto
en cualquier cuento
en cualquier poema.

Ojalá pudiera nombrarte.

Se conforma mi cuerpo pesado
con contemplar la posibilidad
de un más allá
exento de toda amargura
antes de que termine
lo que nunca tiene fin.

Y sólo fueron cinco minutos tierra.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Pausa y pauta

Yo tendría memoria
de lo que he hecho.

La escribiría en un pilar de oro y bronce.
Más o menos en este orden:

Mis pecados.
Mis exabruptos.
Los extravíos con los que crucé el mar
de la inquietud poética.
[Poiesis es letra y es creación.
Lo demás es pose y trascendencia histórica].

El hoyo profundo y negro
que fui y en el que nadé
un tercio de este año.

El superyo de una hembra
que está fuera de mis manos:
tanto vuelo se redujo a un pasito
dentro de la escala cósmica...



Qué hastío esculpir efigies narcicistas.

Es mejor el canto a grito abierto
aunque no se sepa muy bien
qué es lo que nos hace cantar
a la del espejo y a mí.

Abro el piano.

Vehemencia, toca esa melodía
que está solamente dentro de mí
y que nunca podré tocar
porque no soy pausa ni pauta.

Luz de todas las lunas,
guárdame otro poco de excentricidad
para recordar el futuro.

Opus

Las hojas no caen más en el piso.
Abriré el piano
para iniciar la danza de la despedida.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Puntas

Érase una vez una mujer
tan triste
que sin parar reía.

Quería ser recordada
por la cristalina lluvia
saliendo de su boca.

"La chispa se esparce,
que sean las cenizas
lo que por dentro nos consuma".

Canta en el Blanco, solitaria.

Mira cómo se unen los lazos
en ambas puntas de una misma lengua.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Shalalá

Una copla para esta noche
la-la-lá
cuando todos duermen el sueño de la víspera
sha-la-lá
y yo imagino la virtud entre lo medianamente bello
-mágica conclusión del frappé albino-.

No estoy diciendo nada
la-la-lá
no me importa no decirlo
sha-la-lá.

Lo siento y se refugia en el destello que ahora renace
oh-oh-oh
has regresado, estrella silente
ah-ah-ah
y cantas y me fulminas los espacios tristes del intertexto
sha-la-lá.

Algo revolotea entre mis costillas
oh-oh-oh!
estoy enamorada, sí
y las caras cambian
la-la-lá...
el amor no se crea ni se destruye
sólo se transforma.

martes, 21 de diciembre de 2010

Adiós, Charles Dickens

Charles Dickens puede irse a dormir
a escribir otro cuento navideño
en un país aburrido y lejano.

Navidad, deja tus productos en la puerta.
Ni Oreo ni Diet Coke hicieron mi infancia más feliz
y Barbie sólo me sacó espinillas de frustración.

Aquí no nevará.
Sólo hiela
y sucede en enero.
En realidad no preciso de ello.

Destellos de memorias futuras a escribirse,
dulces que se deshagan en mi boca y en mi vientre,
una ventana para escaparme del odio estando despierta,
eso es lo que más quiero.

Banco de luz

No necesito pronunciar
aquello que te acota.
Tu nombre, por ejemplo.

Esparcido estás en mi vientre;
navegando en mi sangre están las partículas de tu savia;
y tu voz se sienta en mi banco de luz que es mi cabeza.

El sabor de tu boca me llena aún
avasallante
invasor
las horas de mi ola en cresta
que desde ahora ahogan la amargura.

No necesito pronunciar
aquello que te acota.
Tu nombre, por ejemplo.

La alegría llegó a mi villa sin luz
el día que pernoctaste en ella.
La palabra historia ha comenzado
una vez más
y para absolución mía
a partir de tu beso.

Me muevo en la policromía animada:
algo en mí vuelve a nacer.

No necesito pronunciar
aquello que te acota.
Tu nombre, por ejemplo.

Luna

Mira cómo brilla
exacta -como tus besos-
perfecta -como lo que ahora empiezo-
total - como la absolución de mi tristeza en tus manos-
álbea - como el alejamiento de la desgracia
inmensa -como un eco para pensar en tu nuevo nombre-

Estamos en el otro lado de la luna.
Hemos eclipsado con nuestros dedos
aquello que nos dolía.

Todas las estrellas han sido tuyas
desde el momento en que me hiciste parir,
en un grito
y a fuego violáceo,
una galaxia paralela
(donde sólo cabemos los dos).

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La Eva del Desierto

Querido ardor a la distancia:

Yo, tu Eva del desierto,
la que comió tu fruto maduro
y fue absuelta del pecado de la amargura y el olvido,
te escribo para contarte
que cada amanecer
recojo uno de mis cabellos
y me coso los labios
guardando el fuego del instante
encarnado por tu efigie.

Que he sido testigo del fluir de las moléculas del vacío
haciendo música entre mis piernas, mi espalda, mi todo.
Se oye un latido:
dos, veinte
cuatro horas más de la jornada.

Me trago la incandescencia
y el estupor de la galaxia entera
callando tu nombre.

Pero al levantarse el índigo,
los hilos se vuelven una madeja:
la sigue lo más recóndito de mí
para no perderme tu silueta nunca;
en mi oscuridad la reinvento
preservando la fragmentación del rojo
y lo escrito aquella noche.

La paz nunca llega. Hay vidrios de ausencia
que en mi sangre irrumpen.
Abro los ojos muy quedito. Mato las lágrimas
haciéndome un insomnio que lucha conmigo
dándole a mis minutos la muerte.

Querido dolor a la distancia,
yo, tu Eva ingenua,
titila entre horas minadas.

Te escribo a media tarde,
antes de volverme rosa ígnea y solitaria
y después de arrastrar el yugo
del sonido del silencio
redoblado por la imposibilidad y tu ausencia.

Tejo un abrigo para esta pena
con cada línea que a la luz no digo.
Maldigo la suerte de ser tan pequeña
y de llegar siempre cuando no soy implorada.

Querido amor a la distancia,
hilvano mis dedos antes que hilvanar las letras de tu nombre:
estando dispersas ya me clavas hondo
y no he podido ser la misma desde entonces.

No quisiera saber lo que de mí sería
si reuniera las piezas
y las pusiera, una vez más,
en la arena de mi boca.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Disparidades (I-III)

I

Blanca es la nada
la luz de neón
desplazándose en el óleo de un vientre azulado.

Fuimos inasequibles.
Toma mi ancho brazo
para cruzar el mar del pernoctaje sonámbulo.


II

No hace falta un haikú de medianoche:
el viento sopla gélido
las campanas permanecen inmóviles.
Hay vida detrás del paisaje con la sierra gélida.

Aquí, no.


III

Quiero un andamiaje de besos.
Úrgeme la turgencia encarnada
en los ojos únicos
de la noche única
de mi vida multiplicada en el desencanto.

Las llamadas ocurren.
Las respuestas juegan a la ruleta rusa.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Calle ancha

Una calle ancha se atavía
de gente en el letargo.
Tum-tum
es el latir de mi sitio
la gente que come prójimo
o no tiene vestido,
un azul chocando contra el amarillo
sólo por hoy
o por esta mancha-ciudad.

Duerme, ¿qué sueña
la gente
vestida de ayeres
un recuerdo de cinemas
palomitas o bailes en pensiones
casas de jubilados
o escuelas que fueron hogar?

Ya ni las compras saben a verso en hemistiquio.
Algo se ha ido,
algo nos impacta fuerte,
la voz del ciudadano transformado
en algo así como muñeco de pilas y luces multicolor cuando camina

por la calle ancha
-click, la foto para el pasaporte-
la que se enjuta con la misma gracia
del atardecer que no parió un poema
sino esta reflexión en semiverso.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Y que un beso te envuelva el alma

Y que un beso te envuelva el alma
ojos
mar del cerezo en mi piel de primavera eterna
que aún me palpitas como hace tantos días.

Que te envuelva a la distancia
como cantando colibríes a la luna
desde tu cama
llenando el hueco que retumba en mí
pues eres el único entre las sombras
que le da luz a mi peregrinar.

Y que un beso te envuelva el alma
ojos
mientras tu azul dormido vigila
el insomnio procurado por la espera
de ver otro día
para hablarte piel a piel
de aquello que nos resta
para crear de nuevo al mundo.

Herida y ofensa

Flores sombrías se dispersan
en el filo de la espada húmeda y roja
sorda
lejana
brutal
de la boca.

Cuando lo sagrado es muerto
a mano de cemento
y grava en la boca,
imposible es recordar la inocencia
ni la fragilidad del amor universal
musicalizando el aire que espera ser oído.

Alguien que merodea este espacio
ha roto la ley divina de la armonía.
Alguien olvidó la ley primera.
Alguien ha escupido ira
a la estructura etérea del tiempo
en manos libres y llenas.

Se ha roto una ley más, inmensa
divina:
deja de doler la herida primera.
Es la ofensa
la que rebasa el umbral del dolor.
[Porque se sabe que duele más
el ofender al sentido único de lo universal en el amor
que recibir una herida
de la materialización de lo no sagrado].

Llueven estrellas rotas en la lengua aún afilada.
Se muere otro poco del sentido de dios en los ojos de un ser amado
cuando se ha combatido sin sentido ni fin.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Epigrama I

Como fruta de Marte vendré a quererte
hijo de la piel de otro tiempo
frecuencia infinita parida
sólo para mí.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Escudo

Siempre habrá una hora
en la que el fuego del guerrero
se vaya a dormir.

Me dijo mi espíritu beligerante
antes de dar la media vuelta.

Me sobrevive la vigilia
en esta noche donde quisiera dejar un momento
de pensar
y latir.

No temo dejar el escudo.

Es el miedo a transformar la liberación del llanto en cárcel.

Los fantasmas de crisantemos sobrevolando
la gaveta de todos los poemas
aún no escritos.

El aroma de mis manos de hielo y mis ojos
una noche de corazón abundante.

Lo que me turba.

Furia

Tengo una furia
que no se exime con cuentos
no se sublima con la eternización de mi efigie
y no se extingue con besos pasajeros.

Algo me debe este mundo.
Lo sé y lo callo.

Así aprendí a sobrevivirme
entre el fango de la estulticia
la insensibilidad
y la falta de amor sagrado.

No quiero íconos
tampoco miel derramándose en vano.

Quiero ver anaqueles de supermercados
en las bocas de los muertos de hambre.

Páginas enteras al amor que nos creó,
cristalinos,

eones atrás.

Tinta derramada
a favor de un beso cierto.

O la muerte.

O mi grito atrapado en una bolsa de papel
que jamás se reciclará
porque lo que es mío
está destinado a seguirme el alma
incluso más allá de mi inexistencia
sobre esta tierra de absurdos
que opacan las maravillas
vistas desde el sol
y los montes renaciendo
cada día

al morir la angustiante noche.

Poiesis

Como cualquier sueño,
el añil también se difumina
en el regazo de lo ausente
y la materia de lo que no fui

porque hay algo mejor que hacer
que una simple fémina
a manos de su propio fuego.

Transmutaré las llamas.
Poiesis, es mi vida.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Mi plegaria es azul

Mi plegaria gris se torna azul ahora:

Sóplame la vida,
dios hijo de Mercurio.

Vuélvete mi fuego,
conquistador de mi reacia luna.

Y yo te haré venir a mí
para que con tu aliento me purifiques y me inundes
por el resto de mi encendida piel y vida.

Amén.

Odisea (I)

Como un regalo sideral
llegó tu manto suave a cobijar mi alma de lija.

Pude atrapar el sonido
de la fragilidad perfumada
aquella noche de cielo repleto
de pétalos blancos.

Yo no te soñé.

Tampoco envié una carta hasta Andrómeda
pidiendo la turgencia de tus dedos
en mi espalda

y eres el puño que entierra mis dolores,
la carne que enciende mis deseos;
el sonido que borra mis silencios
tan pesados
tan clavados
como espinas en los muslos,
los ojos y los labios
otrora enterrados en turbias aguas
antes de ver la luz azul de tu faro liberando mi cuerpo.

Eres el regalo sideral
que la vida trajo a mi puerto.

Si yo perdiera tu poesía
como he perdido todo cuanto quise
aún sin ser mío
sólo por tenerlo corazón adentro,

entonces,
reclamo por adelantado
que este canto de agua bendita
y su torbellino salado
no vuelva a entrometerse en mis sueños.

Que no cante.
Que no respire.
Que no exista.

Como inexistente estaba antes.

Como cuando yo estaba muerta
y la vida era una película vieja
remendada por el ayer.

Ruego entonces y desde un eterno ahora
en el altar ataviado de tus añiles
y la poesía de mis magentas
se construya un largo camino de flores

Para que vuelvas a mí.
Para llegar de rodillas donde se erige tu dios supremo
y rogarle
por el milagro de nuestra fusión extrema.

Cruzar los dedos

Podría sí,
someter mi voluntad
e intentarlo de nuevo
(viajar al sol
asida del azul de tu cielo,
arena libre que ensanchó su litoral
al descubrir mi playa).

Lo mejor que puedo hacer
es cruzar los dedos
y aguardar a que el milagro volcánico
nos suceda
en tiempo espacio indefinidos
sacros
completamente entregados
a la posibilidad de la fusión total.

viernes, 19 de noviembre de 2010

El sonido de la luz (II)

El sonido de la luz
me es anterior
a tu nombre y al dolor que me enclavó en aquel muro olvidado.

Canta en latín las constelaciones,
forma los mapas subterráneos
de todas las cosas no dichas.

Me entregaré a sus notas
antes que perder la cordura no humana
-y para deshojar los tiempos de otros sabios
mientras encuentro el sentido de mi vida-.

Abro mis manos:
quien ejecuta el sonido de la luz
me ha soplado una llama tibia.

Resguardo mis heredades
para no perder nunca
el único hilo conector
de mis huesos con el universo entero.

A una calle

Tómame, calle
vuélame libre con tu aire
excúlpame la mala ortografía de mi vida
perfúmame con la vainilla
de una flor artificial.

Bautízame bajo el neón de tus lámparas

y con el barullo de tus muros de todos los tiempos
-los vistos
los nuevos
los imaginados
los muertos-

trózame la herida
para poder compartirla
con el asfalto índigo
que me seduce
cual cuento chino sin fin.

El sonido de la luz

El sonido de la luz
aparece
cada vez que tiembla la pestaña
de una joven crepitante de amor.

Así fuimos enseñadas
una a una y como en cordón umbilical
las mujeres existentes sobre la faz de este mundo.

Ahora que nada queda
persiste el sonido de la luz.
Lo oigo correr de prisa
en cada molécula de aire tibio
en la soledad de una banca a las ocho
en el tráfico imparable de mi ciudad.

Alguien se ha equivocado:

O la tradición oral rompió su cadena
en alguna Eva sorda
o entonces la luz canta, ajena y sonora
persista el amor o la amargura
se detenga el mundo por la guerra
o caiga envenenado de tanto dulce magenta.

Da lo mismo. Yo lo oigo.

El sonido de la luz
aparece
cada vez que tiembla cualquier pestaña.
Se vuelve madre única
en lapsos de turgencia infinita.
Seca la savia que recorre el ojo.
Canta para llenar los espacios que habita mi nada.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Sentencia (III).

"Eres malo",
sentencia el sable apagado del creador novato.
Estaba en paz
antes de tus palabras.
Capturaba la nada
y la nada era mi alimento.

La meditación es un engaño
el mantra repetido, inservible
los ayunos, tiempo malgastado
cuando se es aprendiz
de cualquier cosa.

Yo también quise adueñarme de la nada.
Descubrí las estrellas y mi voluptuosidad
se volcó en la piel del universo.
Escuché a los astros de noche girar
y de inmediato envidié su música.
Me confesé ante mi Mentor
de haber perdido la humildad
y desear con vehemencia humana
captar el sonido de las cosas
innombrables, rebautizables
en tiempo y espacios no muertos.

Bajé mi cabeza para recibir el castigo
como desertor de la sabiduría:
"niégame la perpetuidad,
mi nombre bórralo de entre la tropa en guerra contra sí misma
pero no me niegues la música
del universo en silencio".

Vuelve cuando lo desees,
me dijo.
La sabiduría no se atrapa,
se seduce.
Debes saber cantar para conocerla despierta.

Fuego y creación. II

Poeta abre sus manos,
les silba un aire tibio y húmedo
y le da un nombre
antes de entregárselo a Aprendiz de Sabio
para que cree un nuevo astro.

Aquél lo desprecia en su humildad incipiente.

¿Cómo podría yo hacerlo?
¿Cómo te atreves tú a practicarlo?

Pero en su corazón un columpio se mece fuerte.
Le dijeron "fuego y creación".
Aprendiz olvidó mesurar la alegría que se asoma siempre
en la primera vez.

¿Cuántos mundos has creado?

Poeta calló:
Escucha la paz del universo.
Ahora, juega con sus notas y haz una canción que gire
eterna
inocente
intensa
total.

Te he dicho "fuego y creación".
Creo en ti la pieza que nos baila
antes de extinguir nuestro pequeño cometa
mientras se exista en esta Casa.

Le han dicho "fuego y creación"
y su interior se olvida del exilio.

Aprendiz mira su cielo de arena,
tan frágil, oh, que nunca,
nunca
se quiebre ni se extinga.

"Viento". Gritó Poeta.

Y el mundo de Aprendiz se disolvió
en la luz de la luna.

Movimientos. I

El aprendiz de sabio espera aprender a no esperar nada.
Cierra su puño cuando la noche se alza:
aspira a captar la nada.
Es entonces cuando el universo le sonríe.
Da una bocanada de luz oscura
se iluminan sus pulmones de cuentos remotos y tiernos.

Pero cuando el milagro ocurre,
hay mirlos que evocan el abrazo de su madre.
La tierra le juega una broma,
humedece su suelo para mostrarse buena y serena.

Ahora, el aprendiz espera no olvidar la inocencia.
Mueve su silueta como dirigido
por una cósmica orquesta.

Mueve sus caderas como jugando a hurtar las pesadillas;
desentierra sus pies y los regala
a la paz del letárgico mundo.
Mueve su alma y expande sus límites
hasta chocar con los límites del poeta.

Vueltas cósmicas

Hacen falta más vueltas cósmicas
para que se haga el regalo de la misericordia del tiempo;
un movimiento de supinación del universo
que sepa devolvernos
la inmensidad de la luz
el recuerdo álbeo
puro
tierno
(inocencia llamando a las ocho de la mañana
a los porvenires sacados de fotografías compuestas).

Para así volver a tener el cinismo
de preguntarle a los viejos
qué se siente morir

en vez de estar dándole largas
a la muchedumbre que se acomoda en las neuronas
a cuyo paso pesado
se marca un segundo más alrededor de los ojos
este desencantado encuentro con el mundo.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Palabra/Espacio

En el espacio que brota
con el sonido del silencio
estás tú y está mi nombre.

Están todas las palabras
capaces de ser dichas
[la palabra vuela, flota y se dispersa
como un dios pequeño oriental de porcelana rosa
frágil al tacto.
El cuerpo hace estallar
los cristales preciosos
de la palabra:
al cuerpo le llegan palabras viciadas por hábito,
la palabra que flota está en otra parte de la ionósfera].

La palabra irrumpe.
El cuerpo intenta oprimirla.

Está en la boca:
nace un nuevo dios,
sonido adentro.

Ése que obliga a aceptar
que algo ha muerto al espacio
entre cuatro nocturnas manos.

A anhelo y semejanza

La tristeza es primigenia
dentro de la voz residente
[en este canto.
Podré no recordar la causa
primera
de tan encuentro total.

Más, tridimensional y cierta,
ella me palpita
con el sol más brillante del otoño;
con el olor de aquella fábrica asesina
llena de químicos sin amor volátiles;
con la lluvia de estrellas
[que no vendrá
y cada poeta insiste en invocarla
la describe
la suda
la espera
a anhelo y semejanza.

Shining.

Que brille la luz por siempre
y más ahora
en que andamos cada quien
[por su lado
esperando reflejos añiles en el espacio restante,
ahogando las imágenes invasoras de noviembre,
aumentando la fe en aquello que aún sirve
[la nostalgia, por ejemplo].

jueves, 4 de noviembre de 2010

La mentira

Cuando una mentira nos sofoque el alma
tanto
como para cubrirnos el uno al otro
la luz del claro de luna,

Entonces
estaremos en el camino
para escindir con nuestros dedos
la cicatriz primigenia que nos dio la vida.

Aquello
que en su beso como de llaga abierta,
tiempo atrás de nuestro arribo
aún nos calla.

martes, 2 de noviembre de 2010

El sonido de la perfección. IV (Crisantemos).

Yo tuve hambre y me dieron crisantemos.
Tuve sed y tomé su jugo en el desierto con espinas de opiniones y omisiones vivas.
Tuve miedo y su blancura tapó mis ojos.
Sentí la nada y su blancura magnificó la ausencia.
Tropecé y su tersura se burló de mi raspada piel.
Tuve frío y sus pétalos cubrieron mis piernas.
Bajé mi cabeza y coronaron mi derrota.

Como nieve prematura
la piel de aquellas flores congelaron mi carne.

Notas delgadas al pie de sus corolas
dejan postdatas escritas
por el sonido de la perfección.

Él viaja en un símbolo azul
en el cielo no escrito.
La fragilidad de la flor que derrota mi ego
acompaña las vocales de mi nombre.

Me volveré a dormir,
regresaré toda pertenencia al cosmos
con tal de hacer mío un segundo
el sonido de la perfección
y escribirlo humildemente
en el espacio inicialmente dedicado
a este poema.

El sonido de la perfección. III (El templo).

El eco
del aleteo de aquella mariposa escapando de mi ciudad
ha quebrado el cristal de la copa
donde guarecía mi cuerpo del aguacero del mundo.

Se ha roto la perfección de lo cóncavo y lo convexo.
Solía platicar con alguien llamado dios dentro de aquel espacio
en mi infancia.

El sonido de la perfección
era mi templo.
Entraba en él y la soledad ya no era punzante.

Durante años pude oírlo pasar dentro de mí
del mismo modo en que sus puertas
se abrían a mis ojos despiertos
en el azul del polo abandonado.

Aún hay noches en las que sus vestidos
acurrucan sus pliegues en mi mente no serena.
Mantengo la vigilia,
las estrellas escapan y se duermen.

No lo atrapan la jaula del insomnio
ni la fragilidad de mis oídos al viento nocturno,
al sonido de la perfección que resta
de aquella copa de cristal donde conversaba con dios.

Alguna vez quise hacer lo que él.
Dispuse las letras en papeles gastados a modo de estrellas:
olvidé la posición de las constelaciones.

Desistí de mi empeño;
descubrí que también tenía hambre.

El sonido de la perfección. II (Un papel).

Un papel se atraviesa entre mis pies.
¿A dónde habrán ido sus letras?
Pienso.

Alguien las habrá lavado con agua purificada
salida de un envase reciclable
en mi lugar
y sin el consentimiento de mi inconsciente no colectivo.

No me detengo a averiguarlo.
El papel copula con mi zapato.

La hipótesis es una idea en silencio
que a nadie le atañe ni le preocupa en este siglo.
Yo únicamente veo un papel amoratado
de líneas inertes
acariciando mi tobillo.

Lo digo y sé que hay un silencio falso.

Todos duermen
mientras hago el trabajo de alguien más
por no tener horario ni beneficio en este mundo.

Un papel se atraviesa entre mis minutos.
Le pregunto qué es lo que busca buscándome.

Él me pidió que volviera a interpretar
el sonido de la perfección que aún me taladra
por dentro.

El sonido de la perfección. I

Dormida en una eternidad de cinco horas
pensaba
al sonido de la perfección atraparía
con la espada azul de pétalos
incrustada en cada uno de sus dedos.

Pero su piel sólo abandonó el calor del sol.
Era nieve anticipada
la espesura de su aura marchita.

Salió así
del primer sueño,
los pétalos de eliodoras blancas y azules
en la boca.

Un grito amable y azul
completamente polar
se instaló en su cama de noviembre.

miércoles, 20 de octubre de 2010

El corazón y la música

Entendía al amanecer
como el pasatiempo de una virgen
deshojando un crisantemo naranja.
Ella lo trenzaba en las nubes hasta las siete de la mañana.

¿Hacia dónde se dirige el viento
proveniente de la boca de dios?
Se instala en los cabellos de las nubes de octubre,
enrojece los ojos de quien platica con él
e inunda el corazón de los árboles que dormirán muy pronto.

Quise igualarlo.

Sólo pude reconocer que mi brazo izquierdo será sólo hierba de julio;
el derecho, el bolígrafo del cuaderno de visitas de un museo silente;
mis pestañas, nubes tenues visibles
en un avión póstumo procedente de otro país;
mi boca, un río juguetón que no verá las plantas de mis nietos correr
pues sólo habrá aire y su carne estará distante;
y mi cabello, los límites
entre el mar devorador de galaxias cercanas
y el cielo lloviendo las cenizas de mis padres,
mis abuelos y lo que he sido en esta vida.

Y he sido nada,
como un átomo de la estrella más lejana
de este fragmento de cosmos.
Una suerte de polvo volador
condensado en este paralelo semidesértico.

Entendía al amanecer
como el pasatiempo de una virgen
deshojando un crisantemo naranja.
Tal vez en otra vida intenté hacer lo mismo.

Ahora que mi humanidad ha sido sobrepasada
por todo lo que me nombra y no me pertenece aún siendo mío
me conformo con abrazar el aroma
de la fragilidad del corazón y la música.

lunes, 18 de octubre de 2010

Egos papelizados

El papel cobra vida
se posesa del nombre de quien los pare
después de las siete.

Anchos, largos, pequeños y altos
de cuché o albanene,
viajan todos a aquella ciudad artificial de un mismo trazo
afilan sus lenguas fuente
para las sangrías del contrario morder ferozmente.

Es el cohecho de los egos papelizados,
sacramento que brinca de la hostia al lomo
y del lomo a la silla ergonómica que los sostiene.

Los miro,
tinta azul en mis córneas.
Proclamo en silencio y libremente:

"Bienaventurados aquellos cuyos nombres ya resaltan:
ellos no sienten más
el temor que sintió mi pluma
cuando servía de escalpelo a los sentidos
ni el vacío que hospedó a mi cuerpo
tanto tiempo
hasta desembocar en este viaje
que ha ungido a mi autonomía
como apta para nadar entre las olas bermejas
de este lugar policondominado de luces dispersas que me abraza
y le da un trozo de tierra
a mi solitario reino".

Psicotropismo

Fue el psicotropismo del arcángel ajeno de mis neuronas
tal vez el verano
el impulso felino de mis piernas,
la copiosa soledad ataviada de un anónimo nos.

Hoy, la diáfana tela acaricia
los resquicios de una cordura
más marginada que aquel ritual atávico olvidado
en el lienzo de Tanguy.

Ya puedo tentar el ridículo,
me hormiguea la soledad en medio de tantos sin apellido divino.
Restriego mi nombre contra mi sombra y aprieto mis hombros.

He sido un mal sueño.
Desperté la omisión y el miedo en el otro
queriendo morir mi lastre fecundo.

Hacer la resurrección apareada cantando apologías al desencanto
desenredar lo pintoresco de aquella urbe
en el jugo dialogado de dos olvidados recién nacidos...

Fue el psicotropismo del arcángel ajeno de mis neuronas
tal vez el verano diluido y a distancia.

Hoy, la soledad que en octubre me avanza
me ubica en la realidad de aquello que no acepto
no soñé ello
y me lo gané como el tesoro más bendito
otorgado por el Cosmos
a cambio de la infertilidad de mi tierra magenta.

Mancha polutísima

Soy la misma de antes
aquella que lanzó un zapato azul al mar
echó la ropa y no emergió al centro del caos
sino hasta pasado el invierno.

Hoy la luz me aflora en el seco estanque
al ser una entre lo anónimo por millar
hay una probabilidad consecuente a este milagro,
mancha multicolor de rostros cambiantes:

Mancha polutísima, eras tú
Virgen ígnea de los placeres del centro de esta Tierra,
creí serlo, a sabiendas de estar sola,
un minuto alargado
a merced de mis cabellos.

martes, 28 de septiembre de 2010

A una ciudad

Turgente luz encarnada
en la grandeza de los callejones.
Eres un beso sin despedida
a la humedad de sus paredes fusionado.

Mágicas secuencias virginales
de un inconsciente colectivo trabajando a destajo.
Por ti la ropa;
contigo, el contagio cinemático o virtual
de una flor abriéndose,
reina polícroma en el fango.

Mírame/
-abrázame-
Óyeme/
-desplázate bajo mis pies-
Alcánzame/
-fabrícame un film interminable-
Abárcame un segundo luz.

De la misma forma en que yo venero
tu sepia bendita
tu olor indulgente
esta rabia no escrita
por aferrarte a mis caderas,
mujer inmensa y silente.

Dejo de humildad en la entropía a través de la historia.
Punto rojo y torbellino
en los cúmulos de años sin luz.
Canto de alhajero de la postguerra.
Eco e himno de quien no recuerda
haber sido también mi hermano.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Calles frutales

Tengo entre las piernas una esfera.
Yo paro el mundo para dártelo,
nuevo, libre de máculas,
austero
-cántale una canción por mí-.

Silencio, arrullan los orgullos de esta noche negra:
habrás pensado marcharte
-abandonar tu olor iracundo en mi piel-.

Yo, que no sé por tí ni contigo rabiarme,
hago mutis y le danzo de tus vilezas al calor.

Puedo morir de pie y girando
mientras la muerte en decibeles
de un piano la vida me arrebata.

O por qué si no
las calles entonces son frutales
apenas el otoño irrefrenablemente las abarca
vistiéndolas de añiles sitios no mortales
a las tres.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Eco

Un eco en la piel traza el sonido
quedamos en hueco, yo y la que se refleja en tu rostro,
espejo tibio sin pared.

Deseo ver otra cosa que no sea
el desparpajo de los no amigos,
arañar sus máscaras,
protegerme de todo cuanto yo amé.

Porque, ¡ay!, si yo contara lo que vivo y veo
no me bastaría el cielo para llenarlo.
Sólo sé que alguien me usó
en muchos sentidos
y con todos sus múltiples nombres.

Pudo ser Dios.
No, no pudo serlo.

Él no tiene tanto tiempo
para dedicárselo a eso que digo llamarme
como me dicen los extraños.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Éxodo

Ya nos vamos:
mire cómo se borra lo indecible.
Escuche cómo se expande lo contrito.

No hay magia sin fe.

No hay religión sin un beso.

No hay angustia sin alguna realidad perfectible.


Ya nos vamos.

Si desea burlarse del tiempo a contratiempo de esta mujer,
de su caótica belleza
o de su desenfrenada entrega semimaniática;
si desea guarecerse de lo que a otros no se les puede decir
o desea confesarse humanamente sensible y harto del mundo;
si simplemente tiene ganas de ser usted mismo,
llámela a su casa.

Ella siempre le contestará:
el falso orgullo es para las Barbies.

Amor Universal es lo único que flota en su casa con olor
a fresas persas de otra época, provenientes de un dulce mundo paralelo.

Merengue agrio

El olvido no es la omisión,
es el fardo que resulta de ella.

Gracias por el regalo en gramos
que me das en cada capítulo nocturno.
Quiero contarte
que su peso no se carga en mi espalda,
el peso de su peso no es nada,
un peso ahora es nada hasta en los estanquillos.

Con decirte
que con este peso no alcanzo a comprarme de nuevo
el silencio del cosmos que tanto amo
para poder oír tus mudas pestañas.
No.

Me dedico a comprar a plazos el estatus reincidente
adquirido por motivos de aire
y costumbres medievales,
hemipléjicas,
hijas de un oscurantismo del cortejo en tiempos de entregar el vacío
(empezando por la sinceridad de la soledad de todos los tiempos juntos,
de toda la sola humanidad,
apelmazados en esta época,
continuando con la desesperanza del norte
que en mi carta electrónica la otra vez te hablaba,
y terminando con este merengue agrio
que se junta en los confines
de algo que se llama amor
y no tiene nada que ver con cogimientos, transacciones,
favores, obsesiones,
limitaciones, o "cositas de nada").

A esta hora,
yo desfalco mi cuenta bancaria de contraluces.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Haikú de medianoche

Yo no quiero ser un haikú de medianoche
ni la medianoche misma, siquiera.

Poesía de largo aliento,
novela de trescientas páginas en tu buró,
tampoco.

Soy franca y no muy perifrástica:
me acomoda más el estatus de mujer viva,
rosa ígnea,
rudeza escrita para saber morir de pie.

martes, 7 de septiembre de 2010

A una princesita

Cuántos pasajes he olvidado en mi maleta trendy
sólo para acallar a los adultos.
Dejé a mi morral hará unos días cósmicos,
desde entonces todo ha sido como ver trenes en desbandada.

Hoy te grité,
exageré la voz e irrumpí tu frágil silueta de niña silente
vanidosa
el futuro provechoso por delante.

A tu edad yo era una pobre rana.
Por eso no entiendo de maquillajes a deshoras
ni de príncipes sapos impacientes afuera del salón.

Daría lo que tengo
-papeles, niña, demasiados papeles,
una hora menos un cuarto de inteligencia sin distractores virtuales
y la enciclopedia instalada para momentos de emergencia
que no son como los de los escenarios grises de tu juventud
(ni de la decadente mía)
y que te aseguro no servirá para una maldita gracia-
por regresar el momento
pintarte la uña del índice yo misma
con el esmero de la madre que nunca seré
y el amor que dejo en los baches que siempre olvido
porque estoy muerta y los muertos no tenemos memoria de corto plazo.

Pero el hubiera, decía una abuela que me inventé a falta de una cierta,
es tiempo pendejo.
Yo sólo te invito a volar con la paz de tus días, princesita,
te escapes del escenario que otra inteligencia, más lenta y troglodita,
fabricó y no tienes por qué vivir.

Viaja en los saleros de plástico,
ríete del origen de las cosas y sus caos,
péinate con nubes y tómate una fotografía a diario.
Quédate joven, niña,
no avances
no me escuches
no te amargues.

Sólo dormida en una realidad pacífica y de anís
se pueden alcanzar los estadíos de la fe que yo ya tengo perdidos.

Hit

Las frases cortas son el hit de nuestros días:
ahí cabe perfectamente la crueldad literaria
y nadie debe morir de amargura, porque se trata de jugar a ser Hércules, no bufón.

La vanidad ahora viene en un kit de 4x2 pulgadas
que no siempre se digna a salir de la cajita
pero exigirá un sentimiento empático y total, destinado a ser olvidado en un lapso de luz...

Se le olvida a mi poesía
que yo soy postmodernista y no debo buscar amor.
No debo dar amor,
no debo escribir la palabra amor
-tan universal, incomprendida y temida-.

Pero es que yo no escribo para ser amada ni feliz
sino porque yo no soy yo si no me lo escribo en la cara,
con todo el tiempo que me comparte la soledad de este mundo.

Fragilidad

La marcha de los pies desnudos entre los cardos inicia:
yo veo cómo nos la parten
ellos vendrán a mí con laureles secos para darme la victoria.

La fragilidad no es para quien la escriba,
sino para aquél que sepa llorar
en la soledad indicada, en el momento adecuado.

Cáeseme el alma hasta las rodillas.
Confesión número uno.

No duermo pensando en todo y en nada,
reformulación de una verdad sabida.

Ya no te sueño

No pregunto ya por qué nuestro todo se ha ido.
Se trata de no extrañar, de mentir la alegría
mientras se pisan los cardos
los pies desnudos,
la dignidad marchita.
Este orgullo febril que siempre pierde al arder
y no sucumbe porque ya está muerto.

Algunas veces me pregunto
qué habría sido de nosotros un día cualquiera,
caminar las plazas de los pueblos con hambre de nuestro sueño empedrado,
besar el suelo a la fuerza
y después irnos a la cama.

Sólo un páramo se me dibuja en la cabeza.

Ya no te sueño,
es cierto.
Y si lo hago, me meto a bañar para lavarme las impurezas.
Tú no resucitaste al tercer día
tras la caída de esta hoja con cantos del marrakesh insertos.

Eso también lo es.
(A lo mejor fue eso).

En fin, que no se cuenta mucho desde lo magro.

Pero no estamos ya para varianzas
y la moda es estar cada quién por su lado:
mi piel ahora arremete y conoce al cien por ciento
el sabor de la libertad
y es verdad que no sabe a tus cenizas:
mi mente ahora capta lo que no fue la felicidad
y desecha los momentos luminosos imaginarios
mientras me atraganto de plúmbagos de olvido.

Los demás días el sabor a la novedad es una esperanza
al postmodernismo personificado
en las calles de mi ciudad cansada de mí misma;
la gallardía de los que no son como tú
y me llaman Su Majestad,
pese a que mi reino es una leve locura.

viernes, 3 de septiembre de 2010

La cosa es no volar

La cosa es no volar,
fabricar armamentos de luz
y quedarse terco, la alacena de besos repleta,
tierno, un pie entre la plomiza arena de un mar bermejo.

Qué podría hacerse, si no,
enmedio de tanto merecimiento al calce de la piel
y tanta urgencia de erosionar los males adyacentes
a las rocas calizas de la sociedad y lo ordinario.

La cosa es no volar y sentir que uno está en el cielo.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Nunca sentí a un padre nocturno.
Acabo de descubrirlo esta noche
entre las curvas asfálticas con nombre
de un forzado mártir contemporáneo nacional.

Diario de una ambiciosa

Arribar cuando a uno le plazca.
Desmembrar una estrellita underground a la hora de la cena.
Adoptar el fruto de la historia con la entrepierna.
Mirar dos caminos sin bifurcarse una la gloria.
Besar a deseo y a ternura por su nombre.

Las cinco puntas zen de mi loto ya son poco.
Yo quiero más.
Látigo sideral.
Yo quiero más,
refugio del sol.

Más. Más. Más.

La negrura de selva urbana que te avanza el labio en mi diario sin candado.
Tu olvido vuelto esclavo y lazarillo de mi ceguera.
Tu abrazo de salmón en mi vestido de bolas café.
Un rizo tuyo entre los míos y en mi ropa recién lavada, un día cualquiera.
Tu cuerpo en mi alacena
o tu derrota dentro de mi alcancía sui géneris, volcánica, total.

Bien dicen que querer no cuesta nada.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Bajo verano

Los témpanos se engendran en el bajo verano.
Se distienden por mi cabello,
lloran la luz del primero de los meses de la familia Bre.
Y son cuatro, pero parecieran nunca perecer.

Todos cantan.
Ha nacido una vez más el fenómeno del caleidoscopio.

Los he nombrado mis amores de fijo
sin sentir cosquillas en el vientre.

Ojalá quisieran volverse haikús de medianoche.

Helio

A este largo camino de sol, la tierra lo pulsa con helio
todos estamos llamados a ser atravesados por la luz de la vida y de la muerte.

No es el pasado, aquello que arrastra sangre cristalina por la cara.
Tampoco son los nombres.

Yo tengo ganas de volar muy lejos.

martes, 24 de agosto de 2010

Testimonio

Qué lindo golpea el viento a la calle
mientras el peatón deja de serlo
y se cree poeta a destajo
por consentimiento sideral
o por una suerte de ungimiento salvador.

Yo lo he visto con estos ojos
que no se han de comer los gusanos:
desde ahora soy cenizas
-multicolores, pero cenizas al fin-.

Nada

Nada:
una burbuja del norte
algún aullido de canción desterrada
asentada en mi regazo.
Unos ojos con mosquitos integrados
y unos lentes para pasear el tedio.

Una cosita de nada.

(favor de no confundir
con alguna canción ochentera).

lunes, 23 de agosto de 2010

Respuesta a la confusión:

Espero un milagro.
No la lluvia de siempre.

Una nave para poner mis cachibaches querendones,
una estela maya para tatuármela en el pecho
y salir oronda de la batalla a cuerpo a cuerpo
con mi amante de planta, Soledad.

Espero decibeles tiernos de un tlatoani del siglo XXI
en el ombligo de Coyolxauhqui.

Un beso afortunado en tiempos de llorar la mala suerte
de nacer con el almíbar en los entreshijos,
un latido de amor con fagot adjunto que me haga saber que sigo viva.

Eso espero, confusión a medianoche.

domingo, 22 de agosto de 2010

Babilonia

Qué plasta sueñas,
rojo compacto entre mis añiles tiernos.

Qué relojes desarmas con tus labios
o qué sueños desgarras con tus fauces de luz.

La Babilonia que construiste a lo largo del valle
ahora es un pantano de plúmbagos,
jardín botánico para una zombie
que no deja de llover tu nombre
porque no es septiembre y yo tengo hambre de tu carne.


Ayúdame.

Incéndiame.

Háblame.


O no: mejor olvídame.

Solo así se fulminan las historias ovales
la universalidad de la elipsis del sol
y los esteros de mi patria privada y absorta en nosequés de medio tiempo.

Cúmpleme otra vez la maldición escrita en mi lunar en triduo:
aún siendo tú quien eres, no dejas de ser hombre.

Y tampoco has estado en mí.

viernes, 20 de agosto de 2010

Agudización sensorial parte I

Una paleta con óleos revueltos invade nuestro ventanal.
Óyela venir, sticker no solicitado,
tatuado ya en esta piel iridiscente de puntos en su tinta
(a merced de tu boca olivetti).

Demasiado pronto

"Hoy ya es demasiado pronto para echar a correr.
Hemos envuelto aquella niebla en nuestra niebla,
copal de luz sincrética entre las medias caladas de nuestra inocencia
caminante de vértigo azul que se adueña
de estos senderos tendidos a mano alzada
-nunca oída-
y tinta
-lugar donde florecen los otros yoes-".

Fue entonces cuando tu cara
se pegó a mi vientre
y desde lo más ígneo de mi espejo de zorzal
emití un acuerdo con mi rebeldía feminoide,
abarcando tu cuerpo con estos fonemas en flor.

Coordenada 30-30

Hay una cuerda desgastándose en las inmediaciones de un cuello
que no fue
no asido desde el núcleo del útero que lo soporta
-no inventes, inocencia flamígera, coordenada 30-30-.

Desgarra a este viento,
le roba su dentadura
(marfil de fin de semana
acostumbrado a morir entre llantas lloronas).

La clava muy adentro
de ese agujero hecho con lápiz
sempiternidad de un barco feliz.

Adónde voy yo,
no he oído de aquellas olas que solían enmarcar mi nombre.

Marco el terreno de lo ingrato:
si dios fuera un chofer de la 13B,
yo tendía las tetas más grandes que Marilyn Monroe.

Eternidades de medio tiempo

Sólo trata de desoxigenar la arena:
verás que la soledad la trajiste siempre tú
en la huella que está detrás
de todos tus dedos presentes.

Arriésgate a perder lo que no es tuyo.
Sólo ese dios solo puede palpar la ausencia
de algo que te deben
desde todas las eternidades absolutas
las de medio tiempo
y las de turno nocturno.

[Y si desencajas el rostro,
algo inusitado no te espera:
el dolor no es fuente de compañía
y los columpios se hicieron
para jugar a ser pájaros
una vez cada equinoccio de verano].

miércoles, 18 de agosto de 2010

Estoy ávida, sí.

Estoy ávida, sí.

De platicarte que llevo
tus fonemas cadenciosos en mis faldas.
De presumirte que de nuevo soy un amanecer
con labios de granada.
De llevar tu sonrisa en mi pezón prendada.

De sembrar tu voz en la entrepierna de mi madrugada
momentos antes de vivir una tarde de cine mudo.
De ser un manto de amarillo cisne
que te cubra cuando estés solo
y pienses que en el silencio no habito
porque mi casa está solamente en las palabras.

Estoy ávida de soplarle al viento, tu padre,
este núcleo de besos y deseo,
esta esfera de mar con el yin de todos mis nacimientos.

De untarme la parte de ti que más fluya
-aparte del tintero.
De reírme otra vez
mientras mi deseo de ver morir al mundo detengo.

De muchas otras cosas estoy ávida.

Hablaré de ellas el día
en que tu lengua y tu voz pueblen el reino de mi cuerpo.

martes, 17 de agosto de 2010

Avidez

Avidez de algo, no sé.
De mirarte sostenidamente un día entero.
Sacudir nuestros marasmos
pensar en todo aquello categorizado
como el simple qué sé yo
y luego vivirlo, decirlo, tocarlo.

Avidez de besar tus labios.
Avidez de oírte a mi lado.

Avidez de juntar carreteras,
avidez de jugar a ser un sol que no queme jamás.

Avidez de perpetuar
el minuto tierno de esas noches
en que no hablamos nada
pero nos abarcamos intransigente y rojamente.

Avidez de sembrar tu voz entre mis piernas
parir un nuevo cielo
gritar la palabra vida y estar viva y contenta.

Tengo avidez de ti,
de presumirle al mundo
que inesperadamente he vuelto a nacer.

lunes, 16 de agosto de 2010

Un algo

Un lucero diminuto
un meteoro portátil en tus pupilas
un single ochentero
una flor que jamás se marchita
una cajita sin música ni bailarina
ni lluvia de abril
pero repleta de besos quedos.

Mi cepillo de dientes
mi pastillero rojo
mi Kerouac, mi Fausto y mi Quijote en miniatura
mi dije de la buena suerte
aquel espejo de Angel Face bordado en la India que jamás nadie toca;
el bloc donde comienzo a tapizar sus renglones
con tu nombre orfebre.
Esa pluma que no soñamos poseer
pero perseguimos a diario en cada escrito.

No lo sé.
Deseo darte algo,
enviarte donde tú estés algo.

Un algo, que pronunciado con mi voz acallada
te haga llorar
por todas las cosas pequeñas
artesanales, delicadas,
como perfumadas a detalle
vivientes en este mundo.

Un ejemplar a escala
que te haga saber y sentir
lo que le estás haciendo al mío
con tu nube, tu planeta y tu voz
desde que les abrí las puertas de mi templo.

Contabilidad Financiera. Introducción

La diferencia entre el debe y el haber
son los besos que no me has dado
y me sirven de pretexto
para figurarme como una creyente más
de tu lengua hechicera;
o para confesarme prendadísima
de tu cerebro derriteñoñas
y de tu alma de hombre bueno
entre tanta gente sin piedad.

La diferencia entre el debe y el haber
son los minutos veraniegos que pagué
para conocer tu luz a pesar de la pintura triste,
el beso puesto bajo tus lentes
y en tus ojos
tu boca...
y ese sarcasmo milagroso
por el cual podría gastarme
otro minuto más,
antes de que se nos vaya el sol.

Máculas de maíz

Hay yunques preciosos en el horizonte,
imberbes máculas de maíz
arrancando su deidad del estupor de occidente:
-esa refracción de luz en tres centímetros de diámetro,
zafiros de un unicornio que duele
mientras se adentra en la bolsa roja de una mujer sempiterna
de carne semioscura
y tacto triste-.

Yo no los lancé desde el suelo llagador,
no soy dios, sólo soy anecdotaria de veinticuatro horas
y un fragmento de espina universal.

Agóbianme las manchas en el Sol.

Necesito oírme contigo, pluriafortunado entre las mujeres.
Guárdame de la ceguera causada por tan maléfica
artificial luz de los agobiantes días.
Bésame cualquier pestaña:
mis ojos todos atestiguan desde mi singular siempre
el temblor de mis garras de papel entintado.

sábado, 14 de agosto de 2010

No hizo invierno

No hizo invierno
sólo viento.
Tu barba y tu cabello pudieron mecerse ahí.

Y mi sangre tan sola
de tu boca de león erguido, pero hambriento...

No hizo invierno
sólo viento.

Ícaro es un estúpido
Pan un consumidor de fantasía
y los aviones unos gandallas
que se llevaron mi potestad
de saber volar
a ojo cerrado
y con tu nombre en la tercer rayita
de la palma de mi mano.

No hizo invierno
sólo flores de un monte arriba
que es mío.

Ego te absolvo de la incuantificable distancia:
existes porque mis neuronas
te nombraron con el viento de la una de la tarde
y ahora te piensan a las dos y cacho de la mañana.

Sismo de estrellas

Yo solía ser buena.
Ponía mis dedos cada noche
en el vaso de cristal -que de nadie nunca fue
porque eran de vidrio macizo-
en aquel ungüento de eucalipto y miel-
como si cualquier flor de enredadera olvidada
con ganas de vencer las dicotomías del lenguaje absurdo
(esa plétora que agobia la espalda
con sus axiomas falsos)
con tan solo pedirlo a una piedra azul,
bastara.

Buena para rezongar.
Buena para brillar por mi ausencia en las típicas fiestas.
Buena para no olvidar una fecha
-aunque no salgan a la luz-.
Buena para luchar un maíz
que nunca ha sido mío.
Buena para hacer cualquier cosa,
excepto lo que hago ahora.

Dentro de mí se mueve aún un altiplano
exigiéndome el reencuentro.

Sismo de estrellas,
déjenme regresar al hogar.

Inocencia

Bendita inocencia,
espejo humeante
que todo lo desarticula en sus fauces dulces,
imponiendo la fe para vivir otro poco
en la línea divisoria
del jamás y el siempre.

Habrá que jugar otra vez a la matatena
con las piezas de una gloria
que es arena movediza conjugada en tiempo futuro.

Bendita inocencia,
traslúcido crisol que regala una cara amorfa y buena:
por ti pude ver otro rostro ajeno a mi realidad.

Bendita inocencia...
tomada de la mano me tienes
y por eso,
voy que vuelo para santa
en tiempos de carestía de dientes de marfil
y agonías de princesas prístinas,
habitantes todas de cuentos medievales y algo decadentes.

sábado, 7 de agosto de 2010

La continuidad del origen

Ágil, transparente va
la alegría entre los cardos.
Ya se instala en lo que amamos
aquello que nombramos fe en la alteridad y fue nuestra
tiempo antes de la explosión universal.

La continuidad del origen
replanteó la necesidad de comprender,
un para qué seguir haciendo mutis en este mundo.

En vez de filosofía postmodernista,
se creó un ígneo, luminoso beso volador.

Los senderos tristes ahora nos dan otras caras al transitarlos.
Iluminados, nos muestran la permanencia y extinción de los cardos:
ya se instalan en lo que amamos,
aquello que se llama Gracia y es nuestra
mucho antes de la explosión universal.

viernes, 6 de agosto de 2010

Los Capitalistas de la Euforia

Aquí viene la alegría pedaleando una bicicleta.
La has traído tú.

Vuelve a marcar mi noche
con tu risa fuereña.
Juguemos a ser Los Capitalistas de la Euforia.

Yo produciré más
si tú traes la materia prima:
el color de tu voz pintando azules de estío
en mi cielo-corazón otra vez iluminado.

Así, abrazaré tu horizonte
cada vez que quieras llorar.
Promoción válida solo para ti,
sólo tú vales la hazaña.

Aquí viene la alegría pedaleando una bicicleta.
La has traído tú.
Es bueno volver a creer en los milagros.

Es un regalo sideral saberte cerca de mí.

lunes, 2 de agosto de 2010

Musical espera

Méceme más así, amor,
en tus aguas el éxtasis atiende a la noche-día
y soy yo quien entre tus aguas
me siento cien mil veces multiplicada
hasta estallar y renacer.

Y ya que llegaste a mí en pago por la soledad perpetua
de mis otrora terrestres días,
mantente hombre y galaxia entre mis poros siempre
úngeme lo que resta de mi cauda de tu estrella viva.

Si en el mundo no encontré
al ser que me llenara estando viva,
debió haber sido por tu mágica, cósmica,
musical espera.

Una letra

Yérgome
a pesar de la pleura agonizando en la pared emergente
contra la que se estrella todo lo que creí pude ver.

Una mancha añil podría llover razones
para reventar en llanto
o exhumar el monumento a la Gracia Plena.

Sólo sabemos, mi pie cansado y yo,
que es momento de cerrar los ojos y partir otros cardúmenes
parir una letra antes que la iconografía.

viernes, 30 de julio de 2010

Destino a Pólux

Como purpúreos pétalos entre las falanges
palpo el hollín que va enterrando la fe ciega de los camiones.
Esto es el progreso.

Murió la intención de detener sus llantas.
Todo ha sido en vano:
El Todo se ha convertido
en mixtura oleaginosa atacante,
una ola pesteañeando con la largueza de un tsunami.
El llanto de una mujer made in taiwan.

Mejor mirar cristalinos ataúdes,
desnudarse en la mentira,
socavar a la muchedumbre de los actos circenses
puesta en coliseos apócrifos de tiempo y luz.

Anudaré la carga naval con destino a Pólux
tejiendo una soga de libertad con cada uno de mis cabellos.

Ulular de búhos

El prístino ulular de búhos amamanta
la no total superficie de la tierra.
Se ha ido.
Ha muerto.
Hay una noche sin un pedazo de noche.

La cristalina lluvia prometida
sólamente alcanzó para humedecer la rabia:
son instintos, no proezas
los castillos regalados desde tu sombra-luz,
mujer ígnea.

Dime por qué lo has hecho.

O mejor no me lo digas:
Escarificarías el surco que dejaste cuando niña.
Porque tú y sólo tú
sabes el sabor del grano de azúcar en mi lengua acre
tras el paso del mistral, horas antes de tu nacimiento.

En canon repito la oración de mis días:

El prístino ulular de búhos amamanta
la no total superficie de la tierra.
Se ha ido.
Ha muerto.
Hay una noche sin un pedazo de noche.

Lo tengo dentro de mi vientre.

En días voy a parir otra noche
al otro lado de este mundo.

martes, 27 de julio de 2010

Región Certeza

Al final no seremos las huellas en las paredes
de aquellas noches imperfectas
transcurridas en el pluscuamperfecto de nuestra carne.

Volveremos a ser el punto cósmico,
ese componente químico del resto universal.
Restos cantando a la nada diametral y blanca
escondida entre las faldas de Andrómeda.

Y un track ochentero nos amará como si fuera nuestra madre
nuestra mujer
acariciando hacia la tierra nuestros párpados.

Recordarás tus escalas en la línea evolutiva
yo me dejaré de los mendrugos de la tarde
para erosionarte la pena con mi paz sincrética
de mis galaxias y los pensamientos científicos y altamente comprobados.

Y un track dosmilero nos amarrará al perdido edén
nuestro hombre
ensartándose entero en nuestro vacío.

Escribiré los planes que no se hicieron
dibujaré un bebeleche
con los trozos más albos
de mi media luna intacta.
Tú sostendrás que sigo siendo una loca
estando en la Región Certeza de este mundo

domingo, 25 de julio de 2010

Crónicas

I.

A impares horas te vistes de vértigo y estrellas
llamas a una estalagmita
para sufrir el mediterráneo transversal del espejo.

Lames los bajo treinta
palpables en el atrio de tu sonrisa gitana.
Otra lengua más
saldrá de tu carne para borrar la lluvia.


II.

Te peinarás con un rehilete de aroma a uva pasada;
más que tomar aire eres aire:
flotas y resurges
ríes, maldices y tal vez lloras.

Un libro multiplicado retumbará
en el eco de tu nido tras haber gastado
el filo de la media noche.


III.

En horas pares la música congelando el tiempo.
Probablemente el mundo haya perecido otro día más
pero tú sometes la gravedad de los días interminables.

Haces alquimia volando tapires en tu ventana.
La luna quizá se desnude para ser devorada
por tus fauces tiernas.


IV.

La ciudad. Digámosle con otro nombre del ayer
exótico o impronunciable, dramático o insaciable,
todos son el caos.

Aquel claxon también te pertenece. Todo es tuyo.
El cordón umbilical de cualquier estrella de neón.
Tu ventana es el escaparate de las riquezas heredadas
el año que llegaste.


V.

Gritarías fuerte, oh narrador de la trayectoria de los mares humanos.
No hay necesidad de ello.
Nadie escucha.
Nadie son los otros por los que existimos en letras.

Y el viento no lleva el chasquido de tus neuronas enfermas de coraje
-impregnadas quizá de buenos deseos-.
Tampoco te hostiliza:
tú no lo tomas en cuenta.


VI.

No hay necesidad en ello, he dicho.
Tampoco la necesidad de una ella:
puedes pasar y repasar sobre cualquier epidermis
translúcida o morena
de memoria frágil, táctil, como nieve cortada a contraluz;
contarle los cabellos,
pintarle en los pezones y el ombligo
historias falsas y sin cierre para que jamás nadie las pise.

Todo lo menor es un tubérculo nocturno.
Son flores de un tiempo magnificado lo que te cimbra.
Creo sentir reminiscencias de yuca
arrastradas de alguna otra vida.


VII.

A impares horas me visto de vértigo y estrellas
me quema tu estalagmita
perezco en el mediterráneo transversal de tu espejo.

Lamo los lejos treinta
no palpables en mis ojos de extraterrestre.
Otra lengua más
podría estallarme del vientre y albergarte un saludo de amor tierno
a cualquier hora del mundo.

domingo, 18 de julio de 2010

Todos los hombres rezando

Todos los hombres rezando
por la perpetuidad de la noche sabatina.
Todas sus mujeres repiten aquel acto
a ojo cerrado y entrepierna abierta.

No hay dios sin necesidad
y la única religión existente
son dos bocas que nacen
para hallarse, quererse
y sostenerse en pie en lo que el mundo da otra vuelta.

Canciones para una geek

Canción de cuna para una geek tratando de dormir
reproduciendo en su cama el rostro elegido.

Los lagos no son océanos
y los mendrugos jamás forman archipiélagos,
querida.

Una vuelta a la hemipléjica luna
y dos vueltas de lazo de lluvia de verano
para enmarcarte esquiva, sonriente a tientas.

Estoy tan cansada,
estoy muy cansada.
Catorce horas durmiendo no son suficiente.
Estoy tan cansada,
estoy muy cansada.
Fabrícame otro país, fabrícame otro planeta.

Réquiem para una geek tratando de morir
pronunciando el nombre del rostro elegido.

Las mutaciones no son a conciencia sabida
y la muerte sólo traerá más vida,
querida.

Estoy tan angustiada,
estoy muy angustiada.
Yo no sé nada de los códigos de Venus.
Estoy muy angustiada
demasiado angustiada:
tanta vulnerabilidad no debería aquí ventilarse.

Canción de amanecer para una geek que florece
al deletrear el rostro elegido.

El cardumen bermejo volante no es el cielo:
tu pelo rezuma
la alegría venusina al dibujar su rostro con tus dedos entintados.

Ese es el código,
colúmpiate, niña,
julio vino con su regalo tornasol urbano.

Champagne

El champagne de este páramo es un castillo subterráneo con su puerta ancha bajo las suelas. Alto, manso, casi orfebre, me unge con la delicadeza de su madre su polvo dorado en las piernas.

En este lugar de la media tarde, el tiempo siempre se vuelve uno solo y no da paso ni transige tregua.

Será que cantan las voces de todos los niños cactus que están por abrir los ojos por primera vez.

sábado, 17 de julio de 2010

En un momento de tus pocas horas libres

Dime qué hacer con esta lengua que me quema a solas,
tú que estás colocado en el entrecejo de mi vista
cansada ya de ver tantos neones.
Si cuando intenté matarla, resucitó en el tres que le da fuerza
a mi nacencia.

La metí en mi osamenta,
le dije que esperara
y ahora en mí revienta en estas ganas absurdas de morder
tu pan
justo a la hora en que te reinventas dentro de otros sueños.

Dime a qué puedo jugar mientras no existes durante tu ausencia,
tú que estás vivo en mi entrepierna al cruzar la frontera
de lo real y lo onírico;
tú que te encuentras al otro lado de la línea del teléfono,
meciendo mi ternura entre tus labios tristes.

Dime si puedo dejarte pasar o no.
Dime si es esto en lo que deseabas verme convertida
antes de tomar mi éter y pasearte un rato por mi cosmos.
O desmiénteme la guerra iniciada
por dos seres que aparentemente no necesitaban ser tan sinceros.

Dime cuánto son dos más dos:
mis díasnoches y los tuyos,
tan acostumbrados a viajar solos
creyendo que sólo así
perderemos la costumbre de siempre sentirle húmeda y frágil a Soledad.

Dime qué hacer con esta lengua que me quema a solas.
Dímelo en un momento
de tus pocas horas libres:

Para así sentir que no me pierdo en tu no tiempo.
Para construir una casa de naipes en lo que llegas, ufano,
a perturbar mi cuerpo con tu risa de sabelotodo verificado.
Para cubrirme de rojo el cuerpo en lo que arribas a mi rajada intacta, triunfante,
a matar mi pasado violento con tus palabras
que soplan primeros auxilios e ígneos deseos en mis oídos.
Para regalar mi boleto de tranvía a alguien realmente desafortunado
y quedarme aquí, a clavar mis rodillas hasta cansarte el sexo
mientras tú lames con tu boca de viento la cúspide de mis pirámides enanas.

Dímelo sin florituras ni terciopelos
(esas te las cobro en la garita tres de mi universo viviente):

Quiero creer que las cositas de nada como yo
también podemos hacer algo útil con el fuego
obsequiado por nuestra madre Venus
en el freeway de unas manos como las tuyas.

Ésas que desearía tanto estuvieran donde yo
a estas horas de luna dorada y plagas estelares .
Ésas por las que encararía gustosa
las aburridas y mundanas jornadas.

viernes, 16 de julio de 2010

Espinita de luna

Espinita de luna,
apiádate.
Dentro de mi estadío nómada
escóndete.
No permitas
que la espera del fuego y la noche
haga añicos de mí.
De la palabra cruel de sus labios
protégeme.
A la hora de la dispersión de mi silueta en este llano
invócame
y hazme regresar al viento femenino
que siempre ha estado aquí.

Para que con mis pechos y mis cabellos
yo te alabe por ser tan sola como mi alma.

Por el resto de las senectudes que me espera
en el hogar lejano de Saturno
y por el caos estilo six flags
tan propio de ese genio de Urano.

[Coda:

Espinita de luna,
no le digas a ese tierno vanidoso y triste
que hundido me lo has dejado en la epidermis
de este corazón de nopal
la noche de su etílica tristeza
justo cuando el dulce de mi higuera cuajó en deseo].

miércoles, 14 de julio de 2010

Atención:

Hoy no quiero ver a nadie y no es misantropía
resulta que los algos
los nosequés en este mundo
y los sabes
me traen algo cansada.

Pero pasen, esta es su casa.
No volveré enseguida,
más bien acordaré la retirada
con la musa que también duerme.

Las llaves para entrar están donde siempre:
colgadas en cada letra, en cada verso, en cada trazo de poema.
Palabra de mujer que nunca he ocultado
una sola arista entre mis complicaciones solitarias.

No regreso en un mes
no regreso en una semana.
Soy la reina que deshace el tiempo,
termita que la madera de los relojes acaba.

Vuelvo cuando el sol me queme la angustia
cuando el cartero pierda la moto
o cuando lo que me importa
entienda que me importa porque sí
y sin esperar realmente nada.

Vuelvo cuando me pegue la gana.

Ruda y dulce

Soy bipolar al estilo de las neuróticas de la época de oro del cine:
ruda y dulce;
majestuosa y ordinaria;
pretenciosa y espontánea;
intelectual y simplona;
irredenta y reduccionista;
única y comparable.

Estás muy equivocado, lector mío,
tú, para quien va dirigida esta poética farsa,
si piensas que lo has descubierto todo
al creer que tienes entre tus dedos
un ejemplar de mi nada:

El día que quieras, a la hora que puedas,
te invito a entrar de verdad
en lo insondable de la música con la que he nacido
a deslizar tu dedo índice
entre las fisuras de mi pasado amargo y triste
a poner la paja de tu ojo
en la gravedad del presente que me aflige
y no te lo comparto
por ser estúpida y bondadosa
por servir de manto en tus noches heladas;

Te invito a dejar de juzgarme todo lo que no fui
para besar todo lo que sigo siendo.

Porque es cierto que el tiempo es sólo uno
y no espero asirme de nadie para llegar a mi muerte por vieja
salvo un buen gesto
de alguien más que está aquí y que igual también pasa;
porque estoy cansada de hacer las cosas mal
y recibir lo peor en paga;
porque en verdad, chiquillo mío,
de mí no conoces nada.

Tal vez y de ese modo
podrías comprender
a la sinfónica que te espera radiantemente opaca
noche tras noche
desde esta jaula.

Sí.

Soy bipolar al estilo de las neuróticas de la época de oro del cine:
ruda y dulce;
majestuosa y ordinaria;
pretenciosa y espontánea;
intelectual y simplona;
irredenta y reduccionista;
única y comparable...

jueves, 8 de julio de 2010

La danza de tragafuegos

Lento
baja mi brazo por tu espalda,
mundo.

Una senectud de dioses ha sobrevenido a mi estera.

Es el día de comer cenizas de papel sagrado.

Es el día en que la danza de tragafuegos llorando en el crepúsculo
nos consuela.

Blanco

Mil malabares se untan en tus piernas
es fuego blanco lo que les lamen
aliento nuevo para seguir,
Nocturnae de este planeta.

Todos mis deseos han sido escuchados por ti.

lunes, 5 de julio de 2010

Parálisis

Junté los pies para caminar despacio
el sendero blanco de vidrios dispersos.
Así, me dije, la herida sería una sola.
Como una rajada en la cola de una sirena.

En vano libré la batalla
capítulo 1, me arrastro en una arena falsa;
capítulo 2, anegué mis teorías;
capítulo 3, compré otras apócrifas;
capítulo 4, regalé el azul de la inocencia en tiempos de mares ignotos;
capítulo 5, la herida se repartió entre mis dos piernas.

Éste es el génesis de mi sexo
bienaventurados los que hoy asisten al evangelio de mis días.

A una sensiblera

Qué sensiblera sos
cuando te despertás a las cuatro pé eme,
nena;

y abrís la persiana para ver el gris
y tenés unos ánimos de desgarrar un tango mal cantado
porque resulta que no sos lo que sos
sino más bien un charquito absurdo
en una ciudad sombría y polvosa.

Qué sensiblera sos
cuando mirás inteligencia artificial por la t.v.
y llorás acariciando a tu perro de peluche
y das el cristalazo al futuro
estancándote en el ayer de tus primeros veinte.

Qué sensiblera
y qué aburrida sos
cuando es domingo y cuatro y sin sol de julio
y qué hermosas se ven tus pestañas húmedas
en esa cara cansada de no llorar el resto de tus veintisiete.

Mitenes rosas

Mitenes rosas,
equivoqué la trayectoria
ahora boicoteo el establishment:
pimienta verde para resonar una bazuca
un himno al desencanto
que llevé siempre.

No rueguen por mí
no juzguen mi pesado estío.
Mis manos son agua pesada
y mis dedos necesitan libertad.

sábado, 3 de julio de 2010

Un rayo

Traigo un rayo enterrado en la espalda y es sólo mío.
No pretendo aniquilar justos
ni ajusticiarme a los pecadores.

El rayo es mío y me avanza,
me da más vida por cada minuto desangrado.

Click.

Un hijo de rayo artificial
toma mi foto de frente.

Nadie nota que me estoy yendo.

Perder el tiempo

Deberíamos perder el tiempo
regalárselo a los príncipes ociosos
para que duren más años.

Acabar con el protocolo:
qué cuernos es eso de saludar
a los muertos inútiles en parangón con los caudillos.
Qué rayos es eso de no dejar ir
a los caudillos caídos en tiempos cercanos
por un excedente de postmodernidad.

Deberíamos perder el tiempo
saltar la reja virtual y engrandecer
el sentido mítico de la imaginación:
tu mano dibujando en tu pierna mi ojo
mi ojo buscando tu mano en mi dibujo
(a veces soy un dibujo)

Motivar el desprotocolo:
abinstitutio por un sólo día
martes, para darles la guerra.

Total, para lo que dura
y por lo que nos paga dios por estar haciendo
estos ridículos versitos sin ley...

Nave regordeta

Nube, nave regordeta y lacrimosa:
deja ya de joder
y devuélveme el tremor asfáltico
que inicia
cada que lo encuentro
solo
agazapado entre mis ideas
durmiendo la clásica siesta de los casi héroes
que van en un auxilio insufrible
de mis actividades de semidiosa extraviada.

Once

Sacudiste la ciruela que por ti
en mí habitaba en dulce onirismo libertario:
lo permití porque soy suicida y amo al mundo.

Era en un once y nadie pareció advertirlo.

Desgajaste el mazapán de mi playa con tus dos manos,
yo te dije que tomarlo así era una blasfemia.
Temblaste de hastío, ¡oh, tú, temerario brutal!
Para ti un sismo es cosa de jugar al yoyo.

En undécima letanía te mueves, hola, te dice el absurdo.

Zarpaste en un bulto de arena y lodo,
viajaste en la marea dando vueltas en otro hemisferio
-largo, dúctil, dulzón, ensimismado-
dándole un nuevo sentido a un fragmento de la omnia:

Menos once, la cruz movió su eje.

Hurdiste una tela para no tomarme nunca
en ella reposo mientras deshago la historia.
Desmenuzo un huracán que desde mi boca anda corroyéndome el techo.

Olvidaste un argumento aritmético:
No será un once lo que pueda desescribirnos.

Navegas, marinerito ignoto, donde los bienamados de Hades;
su mar se agota ya en mi frente.
Lo siento
lo espero
lo guardo
lo magnifico
lo agradezco.
Te he conseguido el lugar más majestuoso
para tus majestuosos días de no existir.

Déjame tu lienzo ajado en señal de paz
y desfigura la sombra que me hará mella en las pantorrillas
días y noches, pasadas ya todas.

Quieras o no,
estarás como partido desde ayer:
Los demás números aún me pertenecen.
Yo soy la reina que deshace el tiempo.

jueves, 1 de julio de 2010

Todos (los muertos)

Todos
(los muertos)
caminan de este lado
de la acera:

Mujeres con el rencor enraizado,
hombres con la pena crecida
niños de pasado borrado
ancianos absueltos en la despedida.

Este ojito de huracán que ves
son sus cuerpos navegando memorias
en los mares de la otra vida.

Por eso te duele tanto la lluvia
cuando golpea tu santuario, niña,
por eso despiertas como ansiedad
en vez de dormirte hecha vaso de luna azucarada y llena.

El insomnio

El insomnio, aquí, sólo sirve
para dar muescas de filminas
apostando estos diez dedos
-de los cuales sólo la mitad marchan: los otros
duermen bajo el aroma del femenino nocturno-
a rodar por esa escalera
infinita, intangible...

Regalo de dioses discretos
que fue envuelto
en mis cabellos disueltos en la plata de un junio llorón.

El insomnio, de este lado, es útil
para formar edificios de cristal azul
y luego derrumbarlos con la risa de las dos de la mañana
que construyes sin proponértelo muy en serio

El insomnio me seduce por hacerme creer
que soy la cursi y rosada princesa encantada
por un cuento especialmente no ficticio y gris.

El insomnio, vaya, me gusta y lo busco
para sobrevolar todo el tiempo de agua anegada
que ya no va a regresar
y espero no vuelva
porque en serio que me está gustando de veras
los negativos de mi postura serena,
atenta de la hora que me regala tu anunciación.

Este insomnio que ves
(tan loco
tan fútil
tan como salido de mí)
me devuelve a la otra
que se dejó vencer un día ordinario de luz incaindecente
y camina fodonga por las tardes de plaza de pueblo chico.

miércoles, 30 de junio de 2010

Muerte saturnina

La lluvia al son de una falda ladeada
enganchada por los picos del viento
tejen para mis ojos una cama:

mi cuerpo de mujer guerrera va dejando
trocitos de talones y palabras dichas a diario;
ella, con su red de hilos de luna
me procura la salvación por un día,
me suspende en el éter de la solitaria noche.

Qué lindo es dormir entre tus brazos, niña,
pareciera que ya estabas esperando
mi tan cantada muerte saturnina.

Arrúllame en el espejo hermético
de los tiempos feligrises de mi pueblo,

Stand bye

Plétora de mí misma en otros tiempos:
supongo que hoy toca amanecer al recuerdo
y sentarse a desdoblarlo con paciencia geisha
hasta aniquilarlo, ahogarlo
en la negrura de los ojos de equis dios.

Mientras eso pasa
pongo en "stand bye" mi garganta:
hablen ustedes, dioses infinitos
del ego del saber y la pose del absurdo.

Agóntenme las palabras inexactas
antes de siquiera decírselas.

lunes, 28 de junio de 2010

El espejo de Moctezuma

Qué ganas de traicionar al entorno
pronunciar lo impronunciable
en lengua aria.

Ser de una egolatría feliz por un día.

Me gana el setenta por ciento
de la sangre que padece
la repetición del mismo filme
la refracción de la derrota
en el espejo de Moctezuma
a quinientos años de la ceguera.

domingo, 27 de junio de 2010

Zitarrosas y cantos de paz

Traía mi propio huracán incrustado en la panza
un cielo turbio en el cabello
la mirada de alien para acosar unicornios
y una horda que constriñe mi vuelo
vigila mis pasos
aturde mi futuro.

De pronto tus yemas abrieron la fuente
destilando zitarrosas y cantos de paz
que a veces no entiendo
pero siento y persigo.

Atrapé la leche y la miel de la madrugada:
ya puedo dormir en paz,
el tambor ahora está piano
y el huracán ahora es un bello mar
que abraza con sus faldas saladas y azules
las cuatro puntas del mundo.

Tú me has dado una cuna
para acomodar en paz
mis acumulados desvelos.

sábado, 26 de junio de 2010

Recado:

No pienses en mí,
oh establishment multicolor
con pantalla de plasma:
hay otras piernas
entre las que podrías dormirte,
otros brazos
en los que podrías apagar
tu fuego artificial de más de 500 canales,
otros senos para amamantar la inercia
de lo políticamente correcto,
otras caderas para balancear tus estados de cuenta
en los mercados que juegan con dinero imaginario.

Después de tanto tiempo de estar muertos

No hay peor muerte
que aquella resultante
de vivir otra vida y a oscuras.

Gracia iluminada, en tu morfología sin carne,
todos los desamparados de este mundo
miramos los mares plagados de hermosas estrellas.

Del mismo modo que encajas tu puñal
entre nuestras costillas
y haces nacer otro ser aparte
que vigila y reproduce nuestras tristezas.

No esperes ser atendida
recordada o entendida
con la profundidad de estos tiempos:

Si a los demás no les sabe tu mano
profusamente absortos en el pragmatismo diario;
si a ellos tu tacto es un momento para obviar,
no es culpa tuya:

Tanto mejor, danos más,
señora mía,
tanto como para creer
que volvimos a nacer
después de tanto tiempo de estar muertos.

Samba

Estoy deshojándome los ayeres
una trompeta de complejo urbano y gris viene a mí
para platicarme la hazaña.

Todo es tan ochenta y cinco.
Probablemente sea también ochenta y nueve.
Y otros veinte años más
de idénticas líneas:
sonreír temiendo que se quiebre el vaso
en el clímax de la alegría.

Una samba acompaña mi legión
somos varios, entre pensamientos abstractos
meriendas en soledad
noches cantando al muro.

Todo lo pequeño que guardé de niña
se hace grande para alusarme:
estoy en paz,
te has ido, golpe de corazón,
infinitamente invierno,
absurdamente azul.

Mi legión y yo nos vamos de gira por el blanco
tenemos reservaciones en cinco estrellas
y fecha abierta
para no girar las espaldas.

Pleamar

Una pleamar
infinita
avasallante
abrumadora
se pronostica a la salida de mis dedos al viento.

Hay un nido de avispas
cosechando sus muros en mi vientre.

Y un tambor desencajado
advierte
que la emoción se irá en fuga de meteorito
por mi boca:
esto es la línea de la muerte.

[Los símbolos de la ira,
la paz, la turbulencia feliz,
la fatuidad, el entrecejo sin diamante,
la ola sublime llegando
a los pies de mi tierra
regálanme un alud que me quema por dentro
y yo acierto al recordar
que río y lloro a la vez
porque esta es la enésima vida que me ocurre.

Se muere el miedo a la nada].

jueves, 24 de junio de 2010

Miniserie de t.v.

Que vuelen todas las mariposas de mi lado:
no más azul
ni días más largos del año.

Exilio y verdad
el cosmos me atrapa la intención
de ser una sonrisa rosa
en jueves de 2x1.

Cada flor, cada sueño,
es una miniserie de tv
un día cualquiera.

A la poesía

Amante mía,
o debí decir, ama mía: soy tu esclava:
más valdría morir ciega
antes que abrazarte queriendo a otra.

Puedo decirle a los demás
la importancia nula del escándalo en mi vida
la marginación cotidiana
de sus sopas y pláticas indiferentes:
cero frente a mil por tu coro en mi vientre
tus pestañas magentas
tus piernas largas
tu mano dulce.

Tu presencia invisible
ante los ojos enfermos
del pragmatismo del de enfrente
la vileza del caudillo
la burla del bufón usurpador del arte.

Dueña mía,
dejemos al mundo hacerse rojo sangre:

Es un hipócrita.
Merece este calvario.
Merece tanta luz de reflector
tantos amigos
tantos halagos.

Tú no te mereces
su rasguño de uña podrida.

Quizá tampoco mi beso.

sábado, 19 de junio de 2010

Esa palabra

Yo jamás he escuchado esa palabra
en mi cuerpo.

Jamás han discurrido mis faldas
objetado mis silencios
burlado mi placer de platicar directo con el sol.

Esa palabra no está en mi osario.

Todo cuanto he querido
ante mi deseo se ha anunciado
saciando hasta el último de mis caprichos castaños.

Yo jamás he escuchado esa palabra
en mi alma.

Jamás han puesto a prueba mis creencias
sustituido mis anhelos por falacias
suprimido el arte de volar lejos estando en tierra viva.

Esa palabra no está en mi rosario.

Todo cuanto he necesitado
ante mi estatus de purificación se ha anunciado
desatando los grilletes de las penas mortales.

Yo jamás he escuchado esa palabra
en mi corazón.

Jamás han desgarrado sus venas
sustituido su latir con bagatelas
reprimido el regalo de su luz.

Esa palabra no está en mi corsario.

Todo cuanto he necesitado
ante mi posición de amante universal se me ha dado
asumiéndome como la más feliz de las evas.

No, esa palabra no está en mi glosario.

Y porque nunca he experimentado
la asonancia de su nombre
te pido guardes silencio
mientras escarbas las razones
por las que niego tanto
y río a contraluz, agradeciendo
todo el dolor que me ha sido vedado
desde el momento que fue mío.

Ya no me duele el mundo

No.
Ya no me duele el mundo.
Es su falta de color lo que lastima la vista.
Vertamos un poquito de justicia
junto a un minuto de silencio asoleado
lleno de todo este amor que no se pudre más en mis entrañas
porque lo regalo a pesar de la equimosis que traigo en el alma.

Qué luchas

Qué luchas con este quinqué en la mano,
héroe, idealista, filósofo, poeta, inventor:

la humanidad ama el fango
nosotros nos perdemos en la fe:
lo mejor nunca viene,
lo mejor se imagina
se discute
se planea
se crea.

Nosotros creando mares en flor.

Pero hay un dios que lo ve todo
y hace soplidos tibetanos
mandando todo al carajo.

La reina impura

La cola aterciopelada embestida de rubíes y sangre
atraviesa el campo férreo
anuncia la llegada de la reina estival.

Es su cetro lo que a todos hipnotiza.

Vagante sepia incrustada en sus pupilas
su piel más blanca que la nada
acoge el final de los días entre sus altivas muecas.

El pálido tremor del mundo a sus pies de porcelana
postrado
encaramado
no redimido
sirve de sendero para que ella lo transite.

Todos sus súbditos saben el nombre
del lugar donde se encuentran.
Alaban a la reina impura
lamen sus ropas:
han caído al señuelo.

Bermejos días de junio:
en tus manos está lo arrebatado, oh, tú,
reina impostora,
traedora de presagios amargos.

Sólo tu antítesis
nos traerá de nuevo el canto de las flores de estío.

viernes, 18 de junio de 2010

Punto azul

Punto azul
el mundo llueve docenas de historias fritas.

Un allegro despojado de la esperanza corre
por un valle sin tiempo y plagado de flores como labios.
Se le salen los zapatos.
Luego, flota en el éter existente
entre la memoria y la desgana por la vida.

Se aleja el tiempo
se añeja el terciopelo rojo que me llamó
todas las tardes
las buenas intenciones
recostadas en la tauromaquia de aquel pecho.

Cantan laúdes a lo más vertiginoso
que aún pervive en mí:

Corre. Rápido.
Que la centrifugadora del universo dos te alcance
y le arroje nadas blancas
-como etéreas-
a los pies de tus cortinas de metal.

Una densa niebla de sol
envuelve mi alma:

No puedo
-le dije
en cinco idiomas
y a tres versos acompasados
con mi restringida respiración-.

No puedo.

La salvación la llevo tatuada
antes de todos los tiempos
en mi hoguera purpúrea
y en la preñada soledad
de cada vida que atestigua y se registra
en la línea tal de mi palma ambidiestra y disléxica.



sábado, 5 de junio de 2010

Ciudades de mar

Rompe el lienzo de tela podrida
extiende esta luz que sale de nuestras yemas.

Hoy los muros se disuelven
en esas calles anchas de arena
donde las playas de nuestros desiertos
nunca dejaron de esperar a nos...

[Blancas ciudades de mar
lumpen inscrito en las pupilas de la luna marina.
Inmensas ciudades de mar
archipiélago ceñido de flores volátiles
Puras ciudades de mar
antología de luces acuáticas].

Abrazo tiernamente tu voz
donde quiera que te encuentres
para no olvidarte nunca
para estar contigo cuando la materia me disuelva
para alimentarte de mi leche cuando tu beso me absuelva
del pecado pirata que robé para ser más humana y accesible.

Levanto un templo de anís y miel
para lavar la negrura que nos dejó el tiempo
tras las cenizas de los otros,
los inasibles insensibles de hoy.

Canto este mantra mío
marrakesh de mi vida tercera antes de Cristo:
fruto dulce
fuego bendito
cauda de papel para escribirnos la vida...

[Blancas ciudades de mar
lumpen inscrito en las pupilas de la luna marina.
Inmensas ciudades de mar
archipiélago ceñido de flores volátiles
Puras ciudades de mar
antología de luces acuáticas].

jueves, 3 de junio de 2010

Este era una vez

Este era una vez un sueño
que no pudo despertarse
porque estaba enjaulado en mis pestañas.

Lo engarcé para hacerlo mío
gritarlo con el silencio cansado
de mi solitaria garganta.

Así, cuando llueva la desesperanza
abriré el mágico alivio de su seno:
la lluvia infinita sideral agarrará mares magentas
el mundo se volverá libre y bondadoso.

Me dije.

Y el mundo en un sueño fue mío.

Este era una vez un sueño
que no pudieron robarse
porque era a prueba de balas y aguas lodosas.

Lo registré a mi nombre, lo tatué
con mi silencio y mis penas.
Flotando como regalo de estío
mueve mis caderas en flor
y no le da pena mostrarse altivo
ante mi pobreza vestida de soledad.

Así me llueva sobre mojado
este sueño será uno sólo y el mismo:
rematerializar lo que me puso en pie
y con un solo verbo,
sembrar la fe en las violetas amarillas
y en la existencia de los pájaros nacituros
voladores de la hora justa
en que emerge Horus para platicarme al oído.

Me dije.

Y el mundo en un sueño alguna vez fue mío.

Poema breve no. 20

Maldita inspiración:
te quedaste dormida
a mitad del coito de la noche electrizada
de soledades y poesía sin ley.

Soy tu cruz o tú pintas la mía.
Agárrame las piernas
o juro que salto del puente
de la cordura.

martes, 1 de junio de 2010

Forajida

Encubro mi debilidad
forajida de mi propio ánimo.

Vuelas hacia dentro
hacia dentro,
yo no lo grito porque es mío
el proceso de esclavitud
de mi ser a tu nombre.

Que me quede libre la dignidad
de soñar que soy de hierro
-aunque ambos sepamos lo contrario-.

Y en esta soledad marchita de junio
yo te pregunto
si las rosas también crecen los martes
-como hoy-
y es posible creer en la belleza de abril.

Vestidos

¿Qué será de mi nombre
ahora que quede ciega mi arena de ti?

Un suicidio total
antes del acto de la desencarnación.
La huída hacia la cueva
donde nadie sale vivo.

Si la compasión se remoja en tus olas
no sueltes mis vestidos.

lunes, 31 de mayo de 2010

Ciento treinta

Me viste sola y me enviaste ciento treinta minutos
de magia envuelta en pétalos de loto
frotando mis hombros de metal.

Tu voluntad al final
ha sido magnánima con mi melancolía.

Y yo que te creía sordo, Dios.
Ahora más bien te creo algo caprichoso,
amante de hacerme aquello que tanto nos une.

La terquedad de hacer la voluntad última
y entregarse
sin mediación ni permisos de nadie.

Este cromosoma

Este cromosoma no aplica igual en todas:
se vive la experiencia matriz
formarse el durazno en los pechos
y hasta una corola de luz en las caderas.

Le damos todo lo nuestro
a su esencia.

Pero nos está vedado el amor.

Morimos después de los treinta
viajamos y danzamos
creamos y esperamos la segunda muerte
pariendo nuevas estrellas breves
cantando la gloria de unos minutos
siempre muertas,
siempre muertas,
muertas eternas en flor.

Ojo de tigre sin pupila
fauces de un león resguardando el paraíso.

Se necesita valor y locura
para aceptar la misión
y no hacerle preguntas al mundo
ni llorarle
ni explicarle...

Pues este cromosoma no aplica igual en todas:
se vive la experiencia matriz
formarse la flor en los pechos
y hasta una corola de luz en las caderas.

Pero no hay lugar para nuestro corazón.

Ajedrez

Un corazón bailando en el ajedrez
no es sinónimo de vida.
Alfil, fuego cruzado.
Torre, frentazo sin viento a favor.

Los peones reculan los pesares de su rey.
Alfeñiques del amor
defendiendo el amor
reculando por la lluvia impredecible.

Los caballos galoparán directo al olvido.

El reinado vacante de un día
se desmorona por exceso de espacio
aquí dentro.

Todos quisimos dar lo mejor
sujetándonos al tablero.

sábado, 29 de mayo de 2010

Éter-hombre

Movimiento telúrico sin petición de por medio,
tus yemas tomando la fragilidad de mis huesos.

Puedo caer de rodillas ante aquel dios
porque me ha dado este lapso.

Irrádiame los tiempos,
éter-hombre:

Yo ya fui más allá del espejo contigo.

lunes, 24 de mayo de 2010

Cruda vida

Cruda vida,
no me preguntes
por qué te nombro así.

Si has hecho coincidir
al beso de la soledad y el premio de consolación
estando yo
sin nombre ni escudo.

El valor de la mariposa en mi atuendo
carga sin fuerza mi destino:
aposté todo a sabiendas que no se puede ganar
y tú me trajiste estas yemas
que me alzaron como la rosa frágil
de todos los tiempos.

Cruda vida,
ambas sabemos que eres
una hermosa y etérea ilusión.

Por eso te hablo de frente,
te escribo poemas
y no me da miedo morir.

viernes, 21 de mayo de 2010

Salamerías

La vida es algo más que salamerías y un colchón.
Me sobran voces de verano tierno
para comprobar este axioma a mi medida
a través de un beso puesto a conciencia
y en tus días y tus labios maduros
en tus ojos de relámpago cansado
y en tus manos de héroe a medio hacer,
ciudadano del asfalto, pero con corazón.

Tonsuremos

Tonsuremos el pelaje de la noche,
otras cuestiones nos esperan por la mañana.

Los búhos abren sus ojos,
sí,
pero la dama nocturna
le acaricia con la palma suave y desnuda.

Quiébrense los cristales de la entrepierna de Celeste
yo quiero escribir nuestros nombres
en el suelo que es sueño y es pecado de espera infinita.

Tonsuremos el pelaje de la noche.
Otras cuestiones nos esperan por la mañana.

¿Por qué no hemos de asistir
al regreso prístino
que siempre está allí
y no es
porque nos envuelve el destino?

La ciudad nos aniquila con su feroz mordida.
(pero es que tú y yo estamos acostumbrados
a respirar el fragmento).

Yo sé que puedo vencerla porque has nacido.

Vericuetos aplaudidos

Libertarse entre las alas del unicornio.
Habría sido más fácil
dirigir algún haikú
al departamento de objetos perdidos
y luego hacer sufí para remediar
los calambres, los entuertos
vericuetos aplaudidos
entre la bruma de esta ególatra galaxia.

Pulpa de ciruela

El verde devorando el gris del suelo
el gris subiendo al cielo.

Hoy la tarde en el inicio del útero del tiempo
informa
que todo será un beso húmedo,
microcosmos encerrados en canicas
abriendo su pulpa como las ciruelas
mojando el viento en el pelo
con su jugo de mayo.

Mi sonrisa ridícula en la nada
a cambio por una fotografía permanente
de la visión.

jueves, 20 de mayo de 2010

Daimón Negro/ Daimón Blanco

La prevención del dolor
no es asunto de quien ama;
la herida, si ha de serlo
marcada la piel tendrá ya
(lotes epidérmicos en promesa de compraventa).

Nada se podrá hacer.
Es el daimón negro
lo que nos llamaría.

Duele más
la negación de la alternativa del futuro
la negación del beso profundo
el rechazo a todo intento de fugarse
conocer el lado blanco del daimón.

Nadie sentenció que fuéramos dioses terrestres
para pronosticar mal y perder frente al caos.

Nadie dijo que estuviéramos ausentes
de la posibilidad de disolver al caos.

Por amor al amor deberíamos reflexionarlo.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Voluntad/Experimento

¿Qué día será hoy
que no logro distinguir
la voluntad del experimento
ni la impunidad de mi beso de la semilla del maíz?

Probablemente sea uno, amor,
el primero del camino eterno
infatigable como todo lo que yo misma toco.

Las lágrimas nos suceden
a mi cuerpo y a mis manos.

Guardaré los destellos
para mejores canciones
que me traigan tu nombre a mi país
otra vez.

Orquestal cosmos

Gritaba el silencio:
torturas de mares celestes
de nada sirvió la ternura,
el iris es sólo un momento.

Gritaba el silencio:
campanas asfálticas desteñidas
de nada servirá el viento
si mi hombre no está a mi lado.

Se abre un orquestal cosmos
sus instrumentos me tocarán
llegada la primavera de mi ocaso.

Rezo conmigo y no me quedo sorda.

Expíame

Expíame, noche,
de este pecado de quererlo todo
dentro de mí
a orillas de mi periferia
en el borde de mi memoria
cayendo lento en el precipicio de mi genio.

Expíame,
dama azul índigo,
de mi puerta siempre abierta
y sola
y vacía
y seca de tanta humedad silenciada.

El deseo inacabado se hizo para los solitarios;
la soledad, para los que nacimos
con más de un corazón.

Yo ya no quiero decir más axiomas.

Me basta la expiación
del rápido aliento de un tiempo desplumado
a orillas de todo lo que ha sido
en esta ilusión
del pecado original.

ALIGERA MI PASO
voy directo hacia la nada del Sol.

martes, 18 de mayo de 2010

Ojos

Tengo ojos para ver la noche
y en más de un sentido he descubierto su galanura.

Ahora quiero pensar
que todo lo que poseo
es el cielo mismo,
un manto azul que me ha besado
desde muy pequeña.

Lo haré porque los laberintos de mis dedos
se adueñaron de la tierra
aferrándose al vaivén de su textura:
blanda carne de mujer curando
las heridas de una aguerrida.

Como lo hice con el aroma de mayo
el día que las zarzas abrieron su secreto.

Tengo ojos para ver la noche
y en más de un sentido he descubierto su galanura.

Ya la nube no es el oprobio de los justos

Mil alcatraces volátiles
desplegarán sus pétalos de la dermis.

Nunca supe volar
pero hay algo que empuja lento.

Es la luz que viaja y nos consigue
un tiempo más;
es el florilegio de las danzas silentes
la antología de los abrazos sentidos
cúmulo de labios repetidos
enlazados para brincar los charcos.

Ya la nube no es el oprobio de los justos:
todos hemos tocado el fondo del cielo
para reconsiderar este asunto que llamamos vida.

Alcáncennos las cosas bellas de la estación,
dioses buenos y humanos:
todo lo demás dormita ya en el camposanto.

lunes, 17 de mayo de 2010

Un dos tres por mí

Ya no quiero contar autos
brincando aceras.
Ya no quiero maltratar al silencio
ni deseo adherirme
a los manifestantes de la quintaesencia.

Un dos tres por mí
y por todos los raros
que prefirieron quemar las naves
antes de volar bajo y comer rapiña.

Cubriré de jazmines tus ropas
oh, tú, mujer voluptuosa, ternura en los labios,
madre tierra.

Volaré el fotorama feliz de mi infancia
oh, tú, hombre extendido,
padre cielo.

Dualista

La ansiedad termina aquí
las pastillas en el basurero
el ojo de gato prendido para divisarte
en la noche
la pluma de quetzal para escribirte
en la mañana
el eco de mar alusado para prevenirte
cuando te quiera coger Soledad alguna tarde.

Yo no fui la estrella que maduraba su entrepierna.

Yo solo soy la dualista que platica sola
para ver si un día la oyes tú.

Soliloquio escondido

La vida entregada para ver más vida
hay un soliloquio escondido
en el útero fecundo de cada mujer
que no inspiró nada
excepto la flor y el canto.

Anónimos por omisión

Asfaltos autónomos
Vileza en marcha
se tragan las plantas de sus cuerpos.

Es que son anónimos por omisión
la inexistencia arrulla al villano
con la leche de la savia de los vencidos.

¡Espera!
Esto es un holograma.
Yo no inventé este sueño.

Tus manos lo tocan
tu mente lo olvida:
eres el eco del suceso ígneo
la furia del impostado
la tristeza de la ciudad que no conoce tu nombre.

Yo no inventé este juego.

Tocarás la realidad
en los titulares impresos:
rastrea tu nombre,
no estás ahí.

Prende el televisor
sintoniza la radio
navega en la red:

Anónimo por omisión es tu nombre
y el de tus padres
y el de tus hermanos.
Tu linaje fue heredado por tus abuelos
los conocidos por tu memoria
y los que no verás
porque escapan de tus córneas.

Anónimo por omisión,
vuelve al ciprés alado
duerme con el gato de la hambruna
inquieta las luciérnagas y canta la mañana.

Pero nunca olvides tu nombre
en las cunetas llenas de agua sucia
y los barquitos de papel que se deshicieron
antes de zarpar.

Tal vez tu nombre lo escriba un tercero.

Asfaltos autónomos
Vileza en marcha
se tragan las plantas de mi cuerpo.