lunes, 29 de septiembre de 2014

Canción para la medianoche

Te veré pronto, Amor,
cargado de lluvia suave
de brizna de maple
una vara de luz sobre tu piel morena.

Te besaré libre, Amor,
apenas y abramos el último resquicio,
la luz entrará
cegando de amor
lo aplazable

Y es que lo único postergable
es el miedo y la tristeza.

Te veré pronto, Amor,
o mejor dicho, ya estoy de nuevo
contigo.
Pero es que esta ciudad
o la mía
son tan destructibles
en su infinita mudez.

Tú eres mi país.

Alabada sea la fuerza
de tu palma fundida a mi palma. 
A esta hora, mañana
escribiré la forma
en que el sábado me llamabas
con tu mano de terciopelo fuego,
la misma que me da saliva
para mi anverso
jugo para mi vientre receptivo
a tu espada de luz
miel para escribir
que no soy yo
la mujer ascendida en el mundo

salvo cuando me lames
la historia fragmentada
induciendo al miedo,
salvo cuando absorbes mi furia
y la sublimas en deseo. 

A esta hora, mañana
habré de llorarte, amor
por los días de camino incierto
para volver a ti
la fecha llena de gardenias.


A las siete de la mañana
tu cuerpo enhiesto
blandiendo mi oquedad.

Limpia
la llama fuente
la savia untada
a perpetuidad
sobre los bosques de ti
que llevo en el cuerpo.
En una gota de agua
caben los mundos y sus niños
su fantasía primaveral
cociendo a voluntad la floresta.

En una gota de tu agua
cabe tu amor y tu deseo
tu perdón y tu caballo negro
pisoteando a verdad sabida
todo lo que fui y no hacía falta.

En una gota de mi agua
están mi nombre y mi amor por ti,
o quizá deba decir una u otra,
que al fin es lo mismo.
Caen las hojas
competencia caduciforme
contra el sol que las alimentaba.

Caen las risas del hipócrita,
las esperanzas de la puta,
la moneda y su valor.

Caen las sombras de nuestro amor,
se diluyen por la coladera.

Baja el sol a esta estampa:
se eleva mi plegaria a tu voz,
tu voz de roble y prado dulce,
tu voz de nobleza móvil
que inunda mi cuerpo.

Cae el cansancio por lo fútil:
regresa el navío del amor,
su lugar lleno de besos,
de nuevos besos a la hora
de entregarnos
otra vez, para siempre,
el alma

jueves, 25 de septiembre de 2014

Ven, amor, y escucha 
la flor de la vida. 
Dame tu mano, cielo,
y ven a romper conmigo
los muros del miedo. 
Ven, niño mío,
vayamos al paraíso. 
Tengo un hombre de colores
de hambre de colores
de listones coloridos.

Tengo un amor para él
como el arco iris de mi infancia
un amor vestido de amor
para un siempre anegado
en mis pestañas.

Tengo un hombre libre
que me ama en mi libertad
y juro que eso es el maná

aunque también sea la dicha
de los dioses.
Árbol que teje mi sombra,
olvídala en tu corteza.
Luego, bailaremos tú y yo
sobre las alegrías de la tierra
y nunca más, la palabra nada.
Cierra los ojos,
Mundo,
y dime cómo huele
el color oro
que sobre tus pies
se anida,

viaje,

casa nueva,
casa de Luz comiendo
de tu palma ígnea,
tus trazos.

Ábrelos y dime
la adolescencia dorada
ante el asombro.

Ama mis ojos, Señor,
porque yo te he visto morir
y en este instante
le doy un mismo nombre
a tu renovada alma.
A las dieciséis formaba un paraje
donde los besos se reunían
con palabras de viento.
A mis dieciséis pintaba el paisaje
donde describí tu cuerpo
sin conocerlo.

Quiero que vengas a mi casa,
que te perfumes con el oído
del gran árbol espiritual
donde pende mi alegría.

Quiero que sueñes en mi cama
con las alforjas de medio abril
y las puertas abiertas
a los campos celestes.

A los treinta y uno te amo
y respiro tus ojos de agua tranquila.
A las treinta y un llamadas de amor
te habré de decir
que fuiste mi hijo y ahora
eres mi entraña
porque un hombre da a luz a su mujer
y la mujer lo lleva en el vientre
en cada orgasmo
en cada plana de amor que le escribe

como ésta,
sacada de la plantilla de mi infancia.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Te amo
con el lenguaje florido
del siglo que nadie contó
porque era subversivo en amor,
y el amor siempre
se deja para más tarde.

Te amo
con las líneas de mis manos
dispuestas a ser solariegas
o lluviosas
para tu cuerpo.
Un almendro de luna nueva
instalado en tu pecho
o a medianía de tu boca

Te amo
con la piel de Japón o Londres
las pantimedias caladas
y dos o tres lotos entre las piernas.

Te amo porque no tengo fundamentos
ni certezas ni papeles.
Y es que es la libertad lo que busco
al entregarte mi alma.
Marino que no sueñas
navegas
llegas a mi Mar
con la bandera de tu amor
para construir
palacios bajo sus aguas,

quédate tranquilo
que hoy la vida es
y se perfuma de luz si ríes
o si crees en mí
y te sujetas a la cresta
hasta tocar las nubes.


Porque cada día que despiertas
es el renacer de una rosa,
doy gracias a la vida 
por la tuya, por esa mirada
perdida en mi corazón
hallándose, como fuego nuevo. 
Las flores son cristales
que son agujas
que son paja
que son mares
que son campos
que son flores.

Y yo en ellas
naufrago y resucito.

He de encontrar la vía.

Sólo tengo un corazón.

martes, 23 de septiembre de 2014

Por haber lastimado a tu niño
Perdón
Por haber desquiciado a tu adolescente
Perdón
Por haber ofendido a tu hombre
Perdón
Por haberte pinchado con mi aguja
Perdón
Por haberte puesto oídos a palabras magras
Perdón
Por soltarte la mano y voltearme
Perdón.

Perdón.
Tengo ganas de lamerte las heridas
de comerme tus llagas
de regresarte la luz a tu boca.
Tengo ganas de cubrir tu cuerpo
con mi alma.
Inmolarme hasta desaparecer en ti
y ya nunca más despertar
solitaria.

Tengo ganas de amarte, brincarme
puentes, semáforos, arco iris,
montes y fronteras.

Tengo ganas de ir a tu encuentro
de eterna primavera.
Mis manos están vacías
sin tu cuerpo.
Mi niño lindo,
ven a mí, a la salvación
de mi luna
que por ti llora sangre.


Mi camino eres tú. 
Mi poesía eres tú. 
Aquí estoy.
Sin poema.
Yo,
la mujer desnuda de mí
de mis miedos
de mi tristeza
de mi egoísmo
de mi sombra.

Aquí estoy
plena
para ti
diáfana como un sol
de la primavera
que engendramos juntos.

Aquí estoy,
Ramón.
Mírame descansar en ti
y no me abandones.

Aquí estaré siempre,
Amor,
hoy, por ejemplo,
cuando inicia la melodía
del otoño.
Te amo como la primera vez
o quizás no,
porque ahora que sé quién eres
te amo mucho más.
Toca la puerta junto conmigo
ábreme las puertas del cielo
mójame la lengua
en las partes más dulces
de todas las estrellas
de todas las flores.

Siempre tendré para ti
una nube y poesía.

Ven, vamos a amarnos.
El tiempo es corto
y este amor es uno.


lunes, 22 de septiembre de 2014

Tocas la puerta en llamas
traes olvido y miel 
olivos de un corazón 
que siempre renace. 

Justicia, te esperábamos
mi hombre y yo 
para unirnos en ti,
balanza plena de flores
para quienes se aman. 
Galaxias de semen que veo venir
reconstruyendo los mares
donde el mundo, inerme,
se había mojado de excesos 
a la luz de la sombra. 

Bienvenidas todas, siempre,
su nombre es largo, ahíto de misterios
de ganas de un mismo cuerpo,
de luchas intestinas contra la arbitrariedad
del deseo
de incertidumbre de escindirse 
bajo el concepto del amor
para ya no ser oscuridad nunca
para ser una misma, y luego otra. 
Alcanza mi sombra para escribir
que mirlo fui y fui trenzado
por las manos de mi madre.

Y ella lloraba en el hueco
del adiós del semen y su fortaleza
y le cantaba el deseo
pero más que todo amor,
porque nunca regresó
y ella lo sabía.

Alcanza mi mano a decir
que siempre fui miel excesiva
un ámbar para mi madre triste.

Y ella reía con las manos
jamás con la mirada.
Entonces yo me partía en dos
y jugaba a ser mar para irme
y a ser niña para descansarme.

Alcanza mi boca a escribir
el trazo perfecto de la justicia
que esperé que llegara, firme.

Llegó en amor inesperado
en las mágicas sinfonías
de una luz perpetua
al momento de besarse.

Entonces escribí por escribir
y me tomó del hombro la poesía.
Lejana estaba la ciudad
su sonido de manta percudida bordeaba
los muslos de sus mujeres
siempre solas, siempre tristes
arengando al placer desde que amanecía.

Un suspiro de alfeñique la acercó
a los ojos de cada niño
que erguido despertaba su mente.

Entonces se volvieron animales,
luego carne perfumada, luego hombres.
Por la tarde fueron dioses
costado a costado de sus otros muslos.

Los de las mujeres tristes
que ahora caminan
como si la danza del sueño bordeara
el botón por donde se libera la risa.

Las mujeres de la ciudad
cuyo sonido es de una luz que no yerra.
Nunca más, el sol decrépito
en occidente.
Porque cuando hablabas de dios
no te importó romper la carne
de tus enemigos.

Porque cuando hablabas de hombre
jamás les robaste la idea
de que estabas en cuatro letras.

La justicia dormía.
Señor, haz que despierte esta mañana.

Las gotas descansan en el pórtico
de las ovejas que sueñan ser
y por eso un día amanecieron en cirros.
Míralas llegar, saltar, reír,
mira, niño, cómo su cuerpo
al miedo no afligen ni entregan
caminan, abrevan del sol y la lluvia
se hinchan, ríen y luego, esponjas de un mar celeste,
sostienen que el phi está entre nos.
Luego se alejan para comer mirlos
y así se va caminando el día
hasta que una de ellas ve llover
la gota que llega al pórtico
y sueña escribir el sueño
como si fuera poesía.
Cuento las horas de dios
para hablarle a tu mejilla
lamer tus silencios
y comerme tu encanto.

Cuento de ti las maravillas
y los truenos
a mis imaginarios prados
y todos coinciden
en que te ame
y yo les respondo
que más no puedo
porque te amo

como cuando sabes
que ocurre una vez en la vida
como cuando agradeces
el haber llegado a tiempo
en tu historia.

Cuento contigo para caminar
los días de mi vida.
A nadie más le daría
mi diario personal
hecho poesía.

A nadie más le daré este beso
de alma y piel
como sabiendo que me uní para siempre
a tu alma
aunque no me lo hayas pedido.

Cuento contigo, Amor,
para cantarle a la tierra
lo mucho que te amo.
Dame una sonrisa,
niño
y verás que el sol camina
por donde debe.
No quieres cambiar.
No tienes que hacerlo.

Camina conmigo,
con la virtud y el defecto
en los labios.

Así te amo.
Así reconóceme
como tu mujer brava,
siempre de ti creyente.
Los días nublados
siempre son para llorar.
Si tu corazón llegara hoy
podría ser, sí,
que la regla se quebrante
en un rotundo te amo
y terminar el exilio de los dos
cuando estamos anegados
uno frente al otro.

Amo la turgencia que dejas
al pasar tu cauda sobre mi piel.
Pequeño astro que crece
con el deseo de tu hembra amada.
Yo quiero ser tu armadura
tu sangre, tu fuerza.
Sigue tus rayos sobre mi cuerpo.
Verás que siempre estuve ahí
y nunca dejaré de hacerlo.
Niño mío, hay días
en que soy más flor que mujer.
Cómo me gustaría
que me tomaras con tus dedos
que me prometieras
la ternura seca de tus ojos.
En un siempre, para siempre.

Ámame, perdóname,
tómame, mas nunca me abandones.

Sólo sé mirar hacia ti
con el amor más grande
que mis ojos han tenido.

Sólo sé cantar para ti
con la voz más dulce
que mi alma ha engendrado.

Los relojes son malditos,
ven a mi casa pronto.
Sin tu pan sin tu huella
sin tu sombra
la vida es un animal tuerto,
su pelaje no cubre
no hay belleza si tú
no me tocas.


sábado, 20 de septiembre de 2014

Trenes de mi vida
que oí vengar
la sinfonía del abandono. 

Bajaré la luz y el agua
para escuchar 
a Circe viajando por la playa
la seca playa
que abre su hocico de cristal
y le rompe el corazón
a las doncellas sin palabras. 

Se curarán las heridas, 
las dudas que no son mías
pero que juegan conmigo 
porque me las dieron mis padres. 

Se curarán las heridas,
las deudas del mundo 
por cada ser que nació 
con tres corazones y cinco mentes. 

Porque recoges mi rostro
con tus manos de madera perfumada
cuencas para mis pómulos
reposando tras el invierno salvaje,

porque te encuentro
a la mitad del mundo
retrasando los pasos de dios
para volverme diosa.

Porque emites un silencio
como de muchacho esperando
ser el hijo distinguido de la luna
sentado en la banqueta,

porque meas a mitad de la calle
y le haces competencia
a poetas experimentales chilenos.

Porque nunca me dirás como yo
cien veces al día
lo mucho que me amas

y por eso creo que te gano.

Porque nunca me habían amado tanto
como para hacerme el amor
bajo la lluvia de una postal en sepia.

Por eso es que te amo,
y de pronto me vuelvo Darío,
el otrora detestable de mis ojos
...pero es que no conocía la primavera.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Primera fila para ver
el desfile del absurdo
sus consecuencias divertidas
el payaso pusilánime
de la envidia y la tristeza.

Mientras, tú y yo
somos mirados por las estrellas.
Y no tenemos miedo
salvo a tenerlo,
porque, mi cielo,
estando juntos,
la llama llama a la vida.
Arriban mis manos, señor
de sándalo y ámbar
llegan a tus ojos
a tus labios
tu sexo y tu vida.

Arriban mis labios, señor
con amor entero
tu alma vienen
a adorar.
Llevas todas las flores
por el caminito amado,
llevas cinco de ellas
para lo que viene.

Y viene el sol,
mira su globo, volando
su globo amarillo
globo aerostático.

Viene por ti, mi niño.
No te olvides de cantar.
Confieso que en cada amanecer
siempre espero ver
el hombre que me amará hoy.

Que a veces no sé
quién me está llamando
a mediodía.

Quién es el caballero en turno
o el rockero que desgasta
sus suelas en mi paraíso.

Confieso que me importa un pito.

Confieso que a todos los amo
aunque de pronto ninguno de ellos seas tú
y todos te den nombre.

Confieso que soy feliz
porque es como estrenar amante
sin dejar de amar a un mismo corazón.

Confieso que quiero
que así siempre sea,
una falta de memoria de uno mismo
para que así
el amor se quede en el núcleo
y explore cada vida
que vivimos en esta.

Confieso que eres mágico
y yo debería guardarme palabras
para no desarmar mi corazón
uno de estos días.

Confieso que se ama sin armas
y por eso vengo
con las manos arriba.

Confieso que quiero
que me vuelvas puta a las tres
y luego me reces a las siete.

Confieso que lo he confesado ya antes
pero tal vez
me faltaba escribírtelo
como la última prueba
de mi escenario amante.

Siempre llega la hora
en que me toca dormir
y dudo si seguir escribiéndote
para que mis palabras
te alcancen la boca y me besen,
o si me entrego al cansancio
y tener la suerte
de adorarte en mis sueños.
Quitémonos la escafandra, Amor.
El nuevo mundo
nos ha tocado con su aroma,
es el aroma del Padre y la Madre
acogiéndonos en su Casa de Sol.

Hoy empieza la vida
caigamos o triunfemos ante los otros
para mí,
estar contigo ya es la victoria.

Te amo.


No sé qué tiene tu nombre
que al peinarme brota
y como tu palma derecha
me acaricia la ansiedad
y me resguarda del odio humano.

No sé que tiene tu alma
que podría irme lejos
y saber que eres mi dueño
y mi maíz de viento,
mi alimento de corazón.

No sé que tiene tu infancia
que se atropella con la mía
y me dice cosas raras,
enteramente dulces, válidas
para la legalidad de nuestro universo.

No sé que tiene tu amor
que me da un telescopio
para ver a dios sentado en el universo.

Será que es amor y no caída libre
y por eso el prodigio.
En realidad yo sé que es amor
y por eso siempre
te voy a escribir poesía.
Ahora resulta
que amo a la lluvia.
Dice que llegó así
de golpe
un sentimiento húmedo
atravesado
entre la glotis y el fémur.

Dice que llegó
porque amo tus ojos.

Tus ojos de cervatillo
tus ojos de exasperación
tus ojos de magma
tus ojos,
tus
ojos.

Y por eso los veo caer
con este manto traslúcido.

Y es que resulta
que cada día más
te extraño
y no sé si eso es motivo
de poesía
o de tristeza enorme,
como de cronopio.

Te escribo esta noche
para imaginar tu ojo derecho
viendo llegar mi cuerpo
que te besa.
Todas las formas del amor
te las doy, Vida,
desde la oscura hasta la diáfana
desde su pequeñez
hasta su universal magnificencia.

La esencia es una, la misma.

No siempre seré carrusel
para tus arranques de niño,
no siempre seré la puta
no siempre seré camaleón
para tu curiosidad por ver mi otra cara,
no siempre seré la artista
no siempre seré la esclava
no siempre seré la diosa
no siempre seré.

Pero te amaré siempre.

Y siempre espero de ti
un amor como los que ya no se hacen.

De dios espero otras cosas.
Ver tu cara más seguido
sentir tu piel y tu tristeza
llevármelas a dormir o al cine,
por ejemplo.
Es tan extraordinario
vivir la vida de dios
entre dos amantes,

dos seres que se aniquilan
las sombras
y se obligan a florecer
en el instante eterno
de un beso mojado.

Es tan extraordinadio
vivir la vida del árbol
entre dos amantes

dos seres que se reconstruyen
a partir de las semillas
y se obligan a procrear
la risa y la luz de su casa
en el momento justo
del desafío.


jueves, 18 de septiembre de 2014

Vamos a reír la tarde, mi Alma.
Luego, la hora azul
para llenarnos de besos,
luego la cena en la cama.
Páramo, me voy de ti. 
Si mi sonido no gusta
al latido de tu tierra
déjame ir.
Tengo las manos ataviadas
con piedras de río y minas. 
Piedras caras, blancas
de insólitos colores,
piedras que me aventarás
si permanezco
llana, impertérrita. 
Mi rostro aún es bello. 
Mi corazón está habitado
pero escindido 
por el compás del viento
la tierra que lo ve caminar
y lo abraza antes que yo, 
la mujer que eligió este año
para no sé cuánta vida. 
Páramo, me asfixio de ti
estoy dormida y no duermo
el llanto es una memoria 
más escrita que táctil
y mi cuerpo se cubre de llagas.
No quiero eso para mi alma. 
Páramo, déjame ir
soy tu princesa liberta
la que nunca quisiste.
Ni querrás
como puede ser 
que el resto del mundo tampoco.
Páramo, déjame morir de ti
prescindir de ti
de tu bofetada silenciosa
de tu camisa de fuerza. 
Quiero vivir,
me deben la vida. 
Me debo la vida. 
Páramo, la ruta es blanca
más difusa que nunca. 
Pero el corazón no ríe
y yo necesito respirar. 
El roce de yerba
apostada en las columnas
de dios
su color de marfil
tiñendo pureza
para los ojos.

El roce del agua
de los campos galácticos
provenientes,
su sonido como de caravana.

Alivio
melancolía.
Dudas
un poquito de desgana.

Ya no busco ser niña
sino vida.
Ya no busco ser mujer
sino alma.

Estoy aquí
bajo el umbral de todo lo que ya es
o hubo sido.
Nunca en el instante,
ese se arrastra
al escribir mi propia sombra.
Me voy a parir
este aire en otro llano.
Nadie me sueña
sólo tú
y a veces, callas.
Me voy a volver aire
para distinguirme
entre las ramas.
Me voy a soñar
la dermis ahíta de ti
para nunca más el llanto
para siempre la llama.
Te llevo conmigo a París
para que me leas la fortuna
y me escribas cada mañana.
Los niños que juegan
a ser dios
bajo el sauce
o en el matorral
que ya murió
porque los parques
son ascépticos
y no duelen.

Los hombres que de pronto
llevan cuatro patas
y se arrastran, mendigos
de la insuficiencia del aire.

Hay demasiado aire acá.
No se necesita mover el cuerpo
en dirección a la horca.

Las madres que juegan
a ser felices
y toman selfies de arroz con leche
y mojan sus nalgas
en la lavadora
en lo que llega el amor

otra vez

si alguna vez vino.

La música que juega a ser rock
rompiendo las olas
de esta paz
tanto silencio que hay
una catarina durmiendo
a la espera de marzo.

Septiembre,
siempre deberías quedarte.

O tal vez no,
porque entonces, qué pasaría
con las siguientes lunas.
La filigrana de tus pechos
no te harán
más blanca o etérea.

Septiembre.

Toma ese labial
y píntame las ganas.

Cara de sol,
cúbreme la entraña.
Deshago los hilos
del viento negro.
Filigrana
café tostado
ultramar.

Ahora ya sólo
la transparencia
su anverso sin vértigo

su corazón guardado
en los pies de la ninfa.
Entre todas las costillas
del mundo y sus poderes
te elijo a ti, Ramón
en la ternura y en la soledad,
en lo agreste y lo florido,
en el páramo y en el campo,
en la luz y en la niebla. 

Entre todas las rodillas
del mundo y sus placeres
te lamo a ti, Ramón,
en la alcalinidad y el azúcar,
en la vida y en la muerte, 
en el misterio y en la respuesta,
en el corazón del aire
plagado de jazmines
y varios atardeceres. 

Huapanguito

Deja que se vacíen
los pómulos de este herrumbre,
deja que nos acaricie 
el blanco del corazón. 

Dame la mano, Amado,
dame tus penas, Amor.
Que te daré la alegría
plantada en el corazón.
Que te daré la alegría
en el corazón de Dios. 

Deja que se vacíen
los pulmones de este aire,
deja que los pinos limpien
el moho del dolor.

Dame tus pies, niño mío,
dame tu respiración.
Que te haré una casita
donde el vuelo sea de dos. 
Que te haré una casita
donde te reine el color. 

Ay, ay, ay, 
a las nubes vamos ya.
Ay, ay, ay,
con la fortuna del mar.

Deja que se evaporen
los miedos de la carne
deja que los acaricie
el fuego de este amor. 

Dame tus ojos bonitos
dámelos de corazón.
Dame tus días, mi vida
dámelos con amor. 

Que yo mi risa te entrego
y la vida te la doy,
que yo mil flores estrellas
en tu cuerpo pongo, amor. 

Ay, ay, ay,
a las flores vamos ya.
Ay, ay, ay,
con la venia de este sol. 





miércoles, 17 de septiembre de 2014

Dame la risa
de tu oro mundo
que yo me quedaré
con las lágrimas
de tus niñas.

Y al plural de tu iris
le daré nombre.

Tú sabes del mundo
sus disfraces y misterios
yo sólo sé de ti
que quiero de ciclones
cuidarte.

Dame la risa
de tu oro, niño
y yo lloraré por ti
para que vueles.
Aeroplanos caleidoscópicos
para tus ojos de tierno sol. 

Montes y llanos 
sobre papel y tinta. 

Tentación de piel y hambre
bajo la falda. 

Estos son mis regalos hoy,
Señor del Magma. 
A mí no me cumplieron tres deseos
yo soy el genio andando
su dragón y su unicornio
embistiendo, renegando.

Pero jamás pensé
que cambiaría de a poco por ti,
mi torbellino de risa.

Dame tiempo para reconocer
que hay orden sin métrica
que el aire tiene niveles
y todos son uno mismo.

Déjame mostrarte
mi locura
porque también despego alto
y tengo tickets para ti.
Tú debes elevarte conmigo.

Me cumplirás el segundo deseo.

El primero eras tú,
hombre tan alto.
Amor mío alado
que te escondes
en la lluvia de perlas
y jazmines,

amor purísimo
amor refunfuñando
el sabor del té de ajo.

Dancemos por el asombro
amemos despacio espacio.

Si pudiera remontarme
a las estrellas
me quedaría aquí.

Tu cuerpo es mi casa
y brillas.
Nunca dejes de reír.

Lulaby for september

Troza un árbol
ámalo
incéndialo
bébelo
muérelo
y luego respíralo. 

Soy yo 
flor de eucalipto
o manzano
o higuera. 

Las mujeres árbol
nunca nos equivocamos. 

Tú eres para mí 
mi hombre amado. 
Guerrero de viento 
de sol salado. 

Troza el sueño
que del arrullo 
me encargo. 

martes, 16 de septiembre de 2014

Me llega el otoño sí
me moja la falda
y no es lluvia
lo que se me adhiere
al cuerpo.

Me llega el otoño, ajá
las botas para escalarte
o que me gires
me frenes
me sacudas
fiel a tu ritmo
a tu indecente libertad
de jugarme el dedo
en esa boca.

Me llega el otoño, sí

sí.

Si
len
cio.

La música nos viene
nos levanta.
Me llega el rock
de tu sexo.
Campos desconcentrados
que van a un mismo dios.
Ven a mí
y evangelízame
con tu lengua que sabe
deleitarse
en lo profano y lo divino.
Llévame al escenario
donde serpentea el ritmo
la piel mojada de piel.
Eléctrica bomba,
latido universal envolviéndonos
como legión de dos
multiplicándose
en el fabuloso grito.

Entre Joan Báez y Janis
están las burbujas
que pintan de nuevo la ventana
por donde asoma el acqua
y una Bettie Page
dando clases.
Entre ellas y yo
la nada y ese olor a pared
de mermelada y libros
apuntes para Pigmaleón
para sobrellevar al feminismo.

Son tiempos de preguntas
y todas me miran a mí

por qué yo
para ser tuya.
Si están ellas
ellas y su protesta
de curveado viento.

estaban ellas
las cartas con el sostén
por paracaídas
los labios naturales
el corsé en equilibrio
con la raya de las medias.

Por qué yo
que jamás algo expresso
salvo mi lengua por ti.

Nunca les digas
que nací antes que ellas
en el cigoto del viento.

Nunca les digas
que morí para ti
y que me alcanzaras
más fresa que subversiva/

pero, Amor,
es que lo mío
es disfrazar la decepción del mundo
con el concierto de Aranjuez.

Nunca les digas
que te amo
con los otros labios desnudos
jamás igualados
a la hora de morder.

Nunca les digas
que el trapecio aguardando
por mi fideicomiso
para yo volar hacia ti
vestida de plumas reales.

Sólo diles
que te enamoraste de mí
por ser una postal
enraizada en tu pelo,
una risa tierna
a pesar de la injusticia.

O diles que soy
corazón de perro

y que en tus brazos morenos
hallé mi casa y mi ladrido.
Entre los charcos que me traje
descubrí que soy mujer al agua
y por eso hago llover
para no desprenderme de tu vientre
para tenerte siempre
acomodado entre mis piernas.
Yo quiero el laurel
pero no para la victoria.

Tus ojitos rojos
cubrirlos de miel

manzanilla

pétalos de mar
ahora que estornudas.
Hemos arado esta noche
como un recuento de días
desde que se engendra la palabra
hasta que exhala su verbo
la gente. 

Y nos sentimos cansados
y honestamente felices
porque nunca hubo agonía
ni desesperanza
sólo un ir y venir
bajar y andar
subir y debrayar

siempre juntos,
aves de paraíso hablado
que callan a las diez. 

Pues hay amor para conjugarlo
hasta el fin de los minutos. 
Cualquier palabra
afuera del paraíso
cualquier semilla
de paraíso nacido
cualquier estrella
de cielo mirándolo.

Alargar mis muslos
o estrecharlos con mis manos.

Dime qué quieres,
mi sol,
y esculpiré tu deseo.
Pon tu voz
dentro del trueno
su corteza húmeda
te llevará de nuevo
a ti
y a mí
los dos bailando el aire
la lluvia de pétalos.

Infantiles e inocentes
brindaremos el amor
grito a grito.

lunes, 15 de septiembre de 2014

México también es nuestra distancia
pobre país envenenado
de asfalto y furia
dolor contrito en himnos rancheros.

Le duele que nos amemos.
A mí me duele más
este orgasmo
que no pudo ser
porque tú, Ramón,
eres el cetro que me libera.

Afterlife

Llegas después del martirio
justo en la mitad de la muerte
la mía

y me pones a bailar
como novia de pueblo ignoto
me pones a brillar
a pesar del mundo
y su ironía.

Que llegue el otoño
y verás
que desde mi sepia
te amo
más pátina de latido
mucho más cielo
todavía.
Yo me gané tres piedras
al andar contigo.
En mi corona desnuda
nunca faltó la ausencia
y ahora
que amatista y rosa
y ámbar lagartija
me pongo ante el espejo
y río de enero y diciembre.

También oigo lotos
adelantándome
que vienes a mí
cargado de gloria.
Yo que soy aquí
parada como grano de mostaza
lavando en amarillos
la luna.

Yo que quisiera no ser de aquí
para volar y pintar
dos o tres tickets
a la luz sin retorno.

Yo que nací para vivir
fuera de mí
y traigo por eso
un hotel ocupado
por tu voz múltiple.

Amor, yo que no quiero llorar
porque mancho la poesía.
Me atan mis manos
la suave certeza
de que el páramo me sedujo
para siempre.
Deberías volar
niño
por los lugares
donde el río hace un sol
y la danza no muere.

Guárdate pronto
si el viento
de otro
su amargura ves
que viene.

Ponte en manos de Dios
a la hora de partir
los panes.

Silbido de niño
de viento niño
nacido al final
de mi primavera.

Deberías volar siempre
y por eso aprendo
a planear las nubes.

A ser india yaqui
o trovadora del aire

para que me habites siempre
para que mi casa te dé alegrías
mientras mi respiración aguante.
Abro la alacena
bajan
los jabones
polvitos de otras lavadas
emergentes soles azules
y tu mirada.

Me da por confundirte
entre las sopas de letras
del hijo que no tuve.

1895
tal vez ahí fui tu madre
y te soplaba
pajaritos a la hora
de la cena.

1723
tal vez ahí fuiste mi hijo
bajo la leyenda
de la boca estrellada.
Y Visnú nos arropaba.

A veces
te quiero más tierno
que hombre
más niño
que demonio emancipado.

No sé
si es porque llevo el recuerdo
de cuanto quise ser
y no fui
o porque me sobra el amor
de la luna
para cubrir al mundo.

Pero es que abrí la alacena
y me pareció
que tenía atrapadas
las ganas de abrazarte mucho
en la garganta de mi primavera.
Tu imagen
una caña diluida
mar adentro.

Sal de mis sales,
adónde, tan lejos,
ventral oxígeno del alma
adónde, que hoy mi cuerpo.
La densidad de los peces dulces
como la palma de tu mano izquierda
como esa fecha
en la que no andas
o no callas
o dejas de ser tú
para andar contigo mismo.

Me miro en su mancha negra
se parece más a ti
que cuando te miro
antes de descender en tu cuerpo
y llamarme ola.
Fúnebre
la bandera de ojos salados
visitando el campo
donde el sol reposa su entraña.

Tírame una manzana, Calatea.

Acendrado el eco de Virgilio está
su pezuña sobre la morena
vástagos de mar habitando el aire.

No hay perlas de jugos ventrales
no hay arena dispersa
en el ojo durmiente del enemigo.
No hay elogio, no hay sitio.

Tan sólo llover será
entre nuestros peces sagrados.


sábado, 13 de septiembre de 2014

Tendremos ese reino
entre las manos
la elevación de nuestro espíritu
mediante la danzante carne,
su piel dorada de grandeza,
polvos ocres del polvo levantado.

Tenemos ya un reino
de amor grande
y canciones de cuna bellas,
cuatro ojos para pulir
la poesía
dos mentes para imaginar
la novela más feliz
de nuestros corazones.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Y después de reproche
siempre tu leche tibia
siempre, siempre
nuestra puerta de amor
tan abierta.

Y después de la incredulidad
siempre nuestros brazos unidos
el mismo sol,
la misma luna,
las mismas gotas
disfrazadas de otras
al llover,
el mismo amor
el mismo dios
los mismos pantalones
esperando por uno y otro
a partir del amanecer
y hasta que tu cuerpo
mi cuerpo habite.
Y a pesar de lo que se pueda decir
TODO ESTÁ CUBIERTO
este día
mañana, que es este día
ayer, que fue este día.

Me das, me diste, me darás
un motivo de nube o asfalto deseoso
dos o tres orquídeas
y un silencio más amante
que mis gritos
y con eso muevo, moví, moveré

la Tierra para hacerla mi condominio
y que nunca nos falte paraíso ni mundo.

De amor y caricias, fe.
Todo está cubierto, corazón.
No tenemos dinero
ni hijos ni deudos
ni socios traicionados
ni países mal repartidos.

Tan sólo amor
y la alameda lloviendo sepias
edificios con o sin amor
pero enamorados
de nuestros ojos que se aman.
No tenemos dinero
tampoco tenemos vergüenza.

Afuera, las hojas crujen
y emiten precios
al portador bajo las suelas.

Yo que sólo tengo amor
te regalo una alcancía húmeda
y el resto de mis noches
al pie de tu mirada.

Tú que sólo tienes amor
me entregas poesía
y dos o tres avistamientos
de un sólo ser
llamado amantes.


No tenemos dinero
volaré mis hojas al sol
sólo por ver si Ícaro
de nuevo
o si Birdman o Ultraman
acechando nuestro deseo
por esta vía
llamada espera.


Dentro de tres o cuatro gorriones
y dos semillas de golondrina
soplé mi amor por ti
para que si oyes el cielo
me mires
para que si miras la rama
me sientas unida a ti
señor de las más bellas lunas.
Mira el arco
mira el mar
mira el iris
mira el arco iris
sobre el mar.

Mi niño amado
la vida es
mi niño mimado
de razones y perlas
te lo podría dar.

Mejor te doy el aire
mejor los siete rayos
mejor un tacto suave
cuando arrecie la tierra volátil.

Mira este amor
no tengo nada
sólo libretas
con signos de amor
y todos son tuyos
porque te vi venir
y vives desde entonces
conmigo.


No me regales avenidas
calles anegadas en gente
estupor de viernes
queriendo salir
por los poros del delirio.

Regálame besos
cada dos horas
cada tantos tercios de mundo,
regálame flores
puentes nublados
con la promesa de ti
a la vuelta de la esquina.

Regálame este viernes
tu tiempo al salir
de la oficina
y habla conmigo
de esos libros
que jamás decimos
por estar escribiendo
al orgasmo multiplicado
en nuestra fusión.

Regálame paciencia y ardor
este sábado, hoy viernes
durante el domingo
cuando vayas al súper
no me dejes colgando
del sí
ni aparezcas muy tarde
porque es puente.

Dame un silencio convenido
y al punto exacto de su término
habla conmigo.
Muéstrame tu ala veraniega
yo te daré mi ala virgen
de todo orden banal
que no te pronuncie ni oiga.

Regálame motivos
fundamentos
teoremas y tesis
donde pueda yo ver
que es tan sólo
enfermo destino
efímero destino
debilucho destino

y no un mundo anterior
a mí
o posterior a mi falda
capaz de aburrirte
excitarte
desquiciarte o aplaudirte
tanto como lo haría yo
con o sin poemas.

Regálame un noviazgo
de los de antes
cuatro días
una plaza
muchos poemas del XIX
gardenias.

Estaré esperando por ti
a la hora de siempre,
en el siempre,
con el corazón abierto
porque tú me haces falta.
Un corazón
tan granate que sangra
en cada gota
libera
no la muerte
la falda vida
la entrepierna vida
la húmeda herida
de un barro
que no deja de latirme

pues estás envuelto en mí
como fruto original
retumbando mi vientre oído
mi vientre cocido
de habas y semillas.

Un corazón
tan ancho que ensancha
el ecuador que por ti
renace savia y agua,
tan ancho como para darte
la vida otra vez a ti
si tan sólo fueras embrión
de nuevo
en mi carne vida.

Un corazón
tan impuro
como para pedirte perdón
por los días venideros
y esta ansia de brincar designios
porque ya quiere merecerte.

Un corazón
tan puro
que a contraluz y en tu sombra
su camino rojo infinito
ha de entregarte.

Un corazón
tan granate
que olvida
el sentido de la guerra
y la oye en orgasmo
que vive, contigo,
mi corazón amante,
al filo del universo
al filo del infierno
al filo del filo
para volverse hoguera
de infinito amor.


Permíteme estar triste
esta hora
colar del cielo este llanto
abrazar la angustia
para que baile conmigo.

En una hora
otra vez la dorada pluma
su integración al cuerpo
del fénix que vuela
cerquita del sol.

En una hora
la llama violeta
pintando malvas
en mis montañas.

En una hora
el refresco del verano
que aquí no se acaba,

como mi latido por ti
que sabes que me amas tanto.
Siempre vuelves
tu sándalo
que me aleja
de mi infeliz intención
de incinerar
a punta de verso amargo
mi poesía.

Siempre vuelves
el ámbar bajo el brazo
o corriendo
como iguana en el restaurante
al que no voy
porque es nuestro sitio.

Tenía que estar cerca
de la antigua estación,
a mí me sabe algo el páramo
y es que yo nací para esperar
incluyendo tu beso perenne.
Llegan
el oficio del tiempo
su larga cadena
para contarlo
las manos llenas de distancia.

Un rastro de ojo
ojo gato abismado,
un reloj para marcar
el cianuro de cada segundo.

Llegan a mí
los colores de Hibernia.


jueves, 11 de septiembre de 2014

Me gusta juntar las espinas
transmutarlas en flores,
jugo de sol vuelto libélula. 
Tras la fuerza draconiana. 
Me gusta amarte y decirte que no
cuando es hora de bañarnos
o decirte un sí muy bajito
para cubrirnos las ganas. 
Me gusta pensar que un día
la vida nos pondrá 
sobre la ruta del azúcar de los mares
que seremos masita para redimir
las grietas del instante diferido
porque tú y yo, amor,
nos guardamos muchas cosas 
como niños perdidos
casi para no llorar
cuando estamos lejos. 
Me gusta creer en ti 
a las doce de la noche
y a las cinco de la tarde. 
Me gusta creer que al fin
tendré el cuerpo perfecto
para que me digas
que extrañas mi vientre. 
Me gusta mucho conservar la ira
porque así voy a verte
y la paz de tus ojos
porque con ella como 
y también me desvisto. 

Taxonómico

A veces, entre cada zancada
un vestigio de flor nacitura
o un espejo de Cádiz
hablando de azoteas felices
como con dios pero sin él.

A veces entre ellas
la invisibilidad de lo perdurable,
nuestra pequeña parcela de mar
ahogando el tedio
el miedo
la sin razón para estar tristes.

A veces, entre cada zancada,
tu amor de hombre tibio
que pronuncia verbos taxonómicos
primaveras en cartografía
postales de libido esculpidas en cristal.

A veces, mi registro ocular
sobre tus bellas y siniestras cosas.

Y siempre, siempre,
el mismo amor con el que parí
este sueño.
Yo que sé de la vida
desde mis ojos fijos en ti
clavados
en la mariposa de tu cuerpo
su aire intacto de guerras
y rencores
de humo de soledades
y sitios conversos.

Yo que sé de la vida,
te digo, Señor Planeta,
que la vida anda bien
si ríes dentro de mí
y también fuera de mi centro,
porque, Amor,
yo soy el mar
y por eso es que tu corazón
navega en la luz de mi alma.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Flor delirio
inundas y coses
la boca de tu mujer
apenas tu sombra
bajo mi cuello
una cauda de semen
volando por mi enredadera.

Abierta estoy a tus colores
a tu grito incierto
a tu certeza de volar
sobre el turgente cielo
donde me habitan las ganas
y un corazón tan tuyo.
Ojo de tigre
mano de viento oro
atrapasueños
cantos morados
con destino
a tu cuerpo.

Tengo el armamento
para la bruja vida
su corazón de café endiablado
y su coraza de sol
que me aleja de ti
a simple vista.

Tengo las palabras
que sin serlo me liberan
y a ti puedo entregar
mi corazón
como novia blanca
a mitad de la otra primavera.
A mí también llegan
saudades
a eso de las tres o cuatro
cuando la canción
deja de sonar
y me encuentro más sola
que la corteza
de nuestro eucalipto.

A veces quisiera odiarte
por lejano y uno,
porque sabes volar
como yo lo hice
en dirección a ti.

Pero esto es el libre albedrío
y los vuelos no se escogen,
se ama sin medida
y se vuela igual a ese corazón.
Amor
que te deslizas
sobre mi último sueño
de niña
amor que consigue
el ruido feliz
de las cosas profanas
amor que detiene la tristeza
y regala flores
sándalos
alegrías
amaranto y ámbar.

Amor bonito
amor pingo
amor de corazón
pintado de cochinilla
en la eterna primavera.

Te pienso y ya quiero vivir
de nuevo en ti
compartir los obsequios
del aire contigo
y vibrar sobre mi mar
sus olas dispuestas
a ennoblecer
el canto de mi mundo

Por ti,
por ti,
por tu corazón tan puro.
Ya no se desliza
el aire ríspido
por las ventanas del mismo aire.

Sus mercados mínimos
de oxígeno y frutas
travesías que olvidaban
el nombre de sí
a punta de tanto viento.

Ya no más septiembres
como signos empobrecidos
o niños cojos
que no terminan de danzar
la rueda.

Estás aquí
olvido las penas
la gente se me acumula
y no lloro
la vida se me unta en las manos
y yo con antojo de tu piel.

Miercolece, es diez
y yo con antojo de tu corazón
que es lo mismo a decir
que tengo antojo de nubes.
Amor
que te ensartas en el oído medio
de la aguja alma
y me coses el infortunio
su bastilla rota
de tanto correr
justo al opuesto de su negrura.

Amor
que te vuelves guerrero
y perro de agua dulce
en las horas de un carmín
que va cargando
las novedades de los sin tierra.

Amor
que te escondes entre mis pechos
y esperas que me venga en ti
pues eres algo más que hombre

País y nube
ciudad y templo.

Amor
que deshilaste los sonidos
del tiempo
y tejes con permanencia oscular
la vena de dios
hecha carne.

Ven a mí
y escríbeme de dios
apenas abras los ojos
y me llenes de almabesos.
Déjame hablar con lobos
oírlos 
morder su biliar rastro
a la hora del nunca
de mis hermanos. 

Déjame rasgar mi sitio
con su colmillo
clavarme su encuentro
como luz de galaxia 
para estas noches
ocultas en la multivocidad. 

Déjame extraer su vacío
para dársela a mi tarde
porque tarde es ya
para terminar lo que duele:

Amanece, quiero vivir
en el aullido solariego. 

martes, 9 de septiembre de 2014

9,9

Nueve anillos
tu carne
tu estambre
mi pistilo.

Delirio
fuego seco
ámbar quemado
de ti
de semen y aire.

Demasiado
como para no volar
contigo

por estos nueve anillos
su cielo
su infierno
el malagradecido llanto
del mundo
porque de tanto amor nuestro
sus ojos le duelen.

Nueve meses
bajo la tierra
liberando todas las olas del mar
que a Fuensanta
se le quedaron por morir.

Nunca mueras de mí
yo he de morirme contigo

Y viajaré por el eterno nueve
su mejilla de ángel
su rodilla de cielo

por el nueve que te toma
y me mueve
hasta olvidar
que yo poseía un lamento.
Atenta estoy
al fuego que reescribe
la soledad en mí
y te aguarda para formar
la unidad en un grito.

Atenta esta plegaria
de sol guardado en el bolsillo
sol contrito
aguardiente
porque ya veo venir
este día
una ola de asfalto.

Ven a mí
y lléname.
Desprende mi figura
con tus dientes
cubre mi sombra con tu llama.
Ningún nombre bajo la lengua
excepto este grito
mis piernas
el pubis limpio de cielo
y lleno de agua
para ti, hombre del magma
señor de la risa.

Ningún nombre bajo tu lengua
excepto este éter
que te embriaga
y te impulsa a mí
para hundirte
y morir de una vez

porque yo soy esa otra vida
si quieres
conmigo.
Éste es
el juego de los árboles
raíces de magnolias
andrómedas
y sanpedros

higuerillas acribillando
la palabra prudencia
para unirnos
bajo el mismo círculo ígneo.

Éste es
el juego de los árboles
eucalipto
raíces de ansiedad
de besos y saliva.

Ésta soy yo
abierta,
perfume de sándalo
naciendo entre tus costillas.

Éste eres tú,
todas las direcciones
haciéndome el amor
y la risa a puro beso
cancelando la ira que hay en mí
en cada abrazo futuro
porque siempre he de pensarte
con el corazón granate.
Perdóname el agua
cayendo por el barranco
de este día sin ti.

Perdóname si fui corteza
antes que papel
en otra vida
y creyendo que era la misma
tallé tu corazón
que entregaste hasta que duerma dios
y eso, lo sé,
será nunca.

Perdóname si a veces fui castillo
o demasiada flor para ti
o heno en vez de cielo.

Siendo quien soy y fui
mi impulso natural
es amarte.

He aprendido a contar estrellas
sobre la mesa llena de frutas
y también sobre la cama.

Perdón si te robé el alma:
segura estoy
que ese es mi delito mayor
y me hace más mujer
que a ninguna
sobre la tierra.
Sin medida, sin censura
ancha, altísima
la llama de piel encendida
con la que cubro este asombro.

Sin medida cae
este pudor
y me ensancho.

Sin medida estos besos,
un abismo donde apenas
este fuego
y ya voy oyendo mis pasos
hacia la vida.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Si me reconozco en ti
es porque mi alma 
aguardaba para amarte
lo suficiente como para no oír
las necedades de los que no creen.

Abrázame y no me sueltes. 
La guerra ya no es tal 
porque estás aquí. 

Dame un himno para seguir
y luego ábreme una flor
para perfumarme en ella. 


Yo no quiero tu horario
pero sí tus pasos
con dirección al no tiempo. 

Yo no quiero tu casa
pues habito en tu corazón. 

Yo no quiero tu calle 
abanderando la prisa,
camina conmigo hasta la luna. 

Yo no te quiero ni rey ni mendigo
tu verdad hablará para mi reino
y es por esa verdad 
que muevo las estrellas. 
Ya te oigo llegar
tan libre de ti
que vaga de tu silencio
a mi camino cantado
y de mi silencio apuntalando
el fuego de mi lengua
hasta tu voz
que no se oye
pero se guarda entre mis pezones
en tu voz
que abre campos de maíz violeta
para mis días de soledad abierta.

Ya te oigo llegar
con el regalo del sin fin
entre las manos,
tu pecho lleno de mí
para escribir la vida
con tus propios medios
pero siempre de vuelta
a esta tu casa
que nunca te dejará reposar
porque mi tierra
es girante viento.
Volver a ti, nunca
pues jamás me he ido.
Navegar por tu semen
tu corazón de oro líquido,
escribir te amo a las diez
y luego antes de dormir
para soñarte.

Tengo ansiedad de vivir
el aire que también respiras.
Tengo el corazón listo
para protegerte
cuando caiga el otoño.

Como la Andrómeda
al alimentarse de la gota de agua,
así te amo siempre
con las semillas de higuerrilla
en la mano y en tierra
y también con un poquito
de impaciencia.

El mundo es brillante
si nos comemos a besos.
Atravesaré la luz de tu cuerpo
con el deseo hirviendo de mi llama
y no dejaré vivo un silencio
pues comeré de tu lluvia
y seré un mar de magma.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Visito la panza del cielo
iluminada de refulgentes flores
y ahí donde guardo la inocencia
encuentro tu amor
de niño en las cuatro esquinas
del tejido divino.

3:33

Tú me encarnaste
con tus besos,

y porque a veces bruma
este mar

o cuando eres pluma
tu boca iluminada de aullido.


Te amo

Porque puedo caminar
y entre millones escucho
tu paso de flor y marea
y cuando me rindo
lavas mi fe
en la frontera del sueño.



Porque aún habiendo
mil testigos del sol
es tu mano
la que me orbita
el dulce calor
de esta isla de canciones
todas amándote sin fin

Como una niña
segura de su eternidad.
Caminar medio desnuda
entre un sueño y tu carretera
andar porque sí
y estirar la luz de la abuela luna
a través de la bruma
y de los recuerdos
donde acéfala fui
pues me faltaba el axioma
de tu cuerpo.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Un ruido pegado 
al anverso de la lengua
donde los gemidos nacen
donde el recuerdo de dios
sabe a la piel que se ama. 

Si yo veo y siento
si veo y toco y al final no muero
es porque llevo incrustada
a mitad del camino de mi lengua
tu historia pagana y divina
acrecentándose como único fuego

y dan las diez o las cuatro
y el mundo sería plano 
sin este ruido anidado 
que en tu mujer me transforma. 

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Gracias, Amor,
por no huir en el cenit
del infierno
y quedarte aquí
a ver amanecer
las olas malvas
de este lado de dios
vuelto canto.
Mírame con la vida
y dime si esta cadencia
te gusta más
de lo que me gusta ver en ti
tu corazón tan noble
arropado de inocencia
a pesar de las ríspidas aristas
del mundo.
Que dios se pose en tus párpados
y te llene de gozo la flor
con la que te elevas, dulce
limpio y niño,
al sueño.

Ram/Mar

De repente se enraizó
entre sábanas y cantos
en un corazón de santo.

De repente se enraizó
con sus puertos ya oídos
desde el brillo de sus hilos
de esta Mar.

De repente se nombró
como parte de la espalda
de las tierras y galaxias

de repente se blanqueó
con sus miedos y sus trinos
con su corazón erguido

en la celeste Mar.

En cada viaje
un monumento de sal
y bocas tuyas y mías
repitiéndose
hasta volverse una.

En cada viaje el mar
sobre tus hombros
a la hora azul y con las cortinas
que no dejan ver
excepto tu corazón.

En cada viaje la perla
y nuestros ojos de perro
dulces, calladísimos
ante la orgía del mundo.

En cada viaje mi corazón
y es que amar está tan a la alza
que es mi mejor bien
a la hora de venirme en ti
y decirte que te amo.


Luna clara
amante sombra de plata
dile que su ave soy
dile que vuelo descalza
para sentirlo
más raíz de viento
más hoguera de mar.
Te oí cantar
al silbido del último tren
como lleno de danza
y rock
un estruendo para rompernos
los ardientes labios.

Y te sueño, bandido
en la casa de nube
donde guardamos las cosas
que no se subliman
hasta mirarnos.

Eres puro, ruiseñor.
Eres tan puro...
Esta hoja como mano
de novia acariciando
los ojos de septiembre

su sueño
su esperanza
su alivio
esa puerta
por donde entran nuevas cosas
un puñado de perlas
y alegrías

la virtud
de aquello inamovible

como este amor
que me ronda las caderas
y va a dar hasta mi arteria.

martes, 2 de septiembre de 2014

Contra toda idea
una teoría empaquetada
en cartones y lámparas de agua sucia,
contra todo dedo
y su cascarita de buitre completando la mano.
Contra toda ola magra

Siempre y hasta el fin de mi mundo
Tu Amor como bandera
Tu rostro como inspiración
Y tus besos como himno y armadura.
Recordé la sombra.
Veintinueve años
de errores ininterrumpidos.

Ahora forman una escaleta
que será al final un póster.
La posteridad me llama
desde tu abrigo de sal y lluvia.
Y no tengo más vestidos
de piedras y encajes preciosos
que tus besos nocturnos.

Me río de mi lucha
tan ciega y tan a la espera de ti.

Tú, el despertador de todos mis mares
incluyendo éste
que llevo ahorita a inmediación
de mi alegría y mi garganta.

De todo cuanto he logrado
ser amada por ti
y entregarme a ti
es mi mejor trabajo.

Sed/Whisky

I

Toma mi whisky
lo escarpé de mi deseo
y lo volví arena blanca.

Vuela con él desde mi cuerpo.

II

Si mi ombligo no fuera un pozo
entonces en mi vagina te diera
gota a gota
el jugo de luna plateada
que nace y se duerme conmigo
esperando por ti
una caricia de oyamel
y un abrazo de secuoya.

Flamboyante,

soy aún una niña
en materia de ternura y viento.

III

Sobre mi pelo llevo inscrito
tu tipo de sangre y semen
por si algún día mi piel la olvidara el mundo
supieran, al hallarme
que no le pertenecí más
desde el momento en que mi alma
embriagada de ti
embriagante para ti
te perteneció en pleno sol
y con el desierto muerto.

IV

Tengo teorías nuevas
para los oasís.
Los que creen en el espejismo
creen en su propia ilusión débil.

Yo que creo en este amor
miro el paraíso
cada vez que tú caminas conmigo
y ríes como tu madre y yo
lo amamos.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Vente,Venecia,
venís de siempre
con tu llave puerta
y las volutas de oro
en tus faldas de agua turbia.

Estoy en la esquina del viento
y no espero mirarte
sino entrar en tus ojos
cuando haya amado
los ojos profundos de mi amado.

Ven, corazón acuoso,
que hoy de trenes y fábricas
mi tiara está repleta.

Quiero abrirme como lo haces tú
cuando llega la tardía primavera,
quiero iluminarme para envolverlo a él
que es a veces
mitad niño y mitad capricho.

Vente, Venecia,
sin nosotros eres nada,
nunca un fuego de dos bocas en una,
nunca este grito de bruja y fiera
cada vez que sus labios me braman.

Venus de siempre
aniquila el tiempo.
Ven y te muestro
los mapas de mi corazón
para dar cada noche
con mi hombre.
Porque entre los carmines
mi rojo es rey
y mis labios no necesitan hablar
para que el mundo gire
o se detenga
si yo por casualidad voluntaria
llego con el alma desnuda.

Estos son los treinta para los otros.

Por eso escribo la tierra y sus estrellas,
por eso me fijo en la danza del compás
como esperando la irrupción del fuego bueno
sobre las calles y sus almas.

Por eso le tengo fe a septiembre
tan marrón que no precisa rojos
porque aquí vale más transitar
que dedicarse a impedir el olvido.

Por eso te elegí a ti,
señor del magma dulce,
porque eres el único
que me abrazaría, amante
viendo el rojo desde mi pecho
y no de mi guerra ni mis labios.
Es tu calor
una cajita de niño endiablado
a la hora de permanecer desnudo
sobre las estrellas

la que extraño y me extraña
a la hora de dormir
y por eso es que andamos cansados
como con ganas de un puente

o de una casa a la mitad del camino
donde el deseo haga guardia
y la tristeza se vaya a repartir
pelotas rojas por la tarde.

Es tu calor
lo que me pone a decirte
que a las seis te haré el amor
y después poesía.
Vine aquí
a destruir lo último que me queda
de esta niebla sedienta
de mareas negras.


Por qué el ámbar
recorriendo la infantil bicicleta,
por qué este espacio
de un polvo azulado
con el que sonríe aquella fachada
la puerta donde todos se animan
a ser tarde final de estío
y un amor
o cuatro o veinte pesos en lunetas.

Por qué esta fotografía
tan limpia de herrumbrosa alma

será que quiero darte algo así
como la versión feliz de mi vida

y en ella está la tarde que no llega
porque buscándola es que he vivido.
Canto a la calle sucia
que te ve pasar
con el pie desnudo de soberbia
con el pie llenito de magia
y por eso flotas.

Canto a tu sexo formando
la higuera feliz sobre mi campo,
canto la honestidad de tu cuerpo
rompiéndose frente a la luna
que a veces queda sola.

Canto a tus dedos de raíces bailando
febrilmente sobre mí, tu tierra.
Canto a las hojas escritas en papel minuto
que a veces me roban tu beso.

Canto a tus labios delgados
como vuelo de gorrión recién levantado,
canto a tu voz de madera
acariciada por la risa.

Canto a tus hombros porque siempre están
y llueven o retumban
a veces, inmóviles me miran
y luego una banderita ponen
para decir que aquí llovió tu estrella seminal
y no otra.

Canto a tu ojo izquierdo
más pequeñito que el otro
y a la arteria que desde el anular sale
para coronar tu corazón.

Canto a las calles de plumas
donde caminas a las seis, ángel.
Pero el trueno tiene su voz
más allá de la luz que lo antecede

adónde van, cayendo
verticalidad del espíritu de dios
su sentencia de agua. 

Pido perdón por la tierra
que pisé haciendo ruido
un ruido animal de ira
y su palma despellejada 
como mirando al infierno. 

Perdono a aquel 
que escindió mi estancia
dentro del vientre de dios
y lloró mi alma
porque no he vuelto a verla

salvo cuando escribo
salvo cuando beso
salvo cuando sueño
salvo cuando soy
como este día. 
El deber de una mujer
es esta casa y sus ventanas
este foro de flores y caricias
para enfermos y niños.

Un puñado de estrellas
sobre la ropa
y entender al piso
como la alfombra perenne
donde el corazón baila
por amor a su amado.

Y respirar segura de que su nombre
transfigurado va en el aire pleno
donde habita el amor de su compañero.

Despierto y confirmo
que eres tú la gracia.
Saco mi corazón y te lo escribo
enamorado y sueño
lumínico y entregado.
El día que tu beso se enraíce a la tierra
y mi corazón se expanda, mineral
en cada llama animal bramando
el mundo sabrá que este amor
es el más puro de los actos

Que por ti alcancé la maestría
en cada parte de mi cuerpo
y volé hacia tu alma
para fusionarme hasta su sonido
más violeta.

Que contigo escribí la vida en cada beso
y conmigo abriste tu color
hasta dominar al mundo con versos.


Septiembre 1

Porque llevamos tatuado
a la zarza emplumada
dentro del gran ojo del mundo
y nacimos dioses
antes de darnos la cara.

Porque tu vida sin la mía
es una máscara
y existo más al ras del suelo
cuando mi piel te canta.

Porque la fortuna es
un beso entregado al aire
y saberlo de vuelta
cargado de ti o de mí,
o de ambos, ensalivados y en marrones
sándalos aterciopelados
atropellados a punto de cielo magenta.

Porque el verano fue nuestro
y seguimos caminando por el oro,

feliz septiembre, amor,
Andrómeda nos espera.
Retorna a mí
el jugo de la amapola
bebido por la diosa madre
la que jamás me vio vencer
porque mi casa era el signo
y no la costumbre.

Mi amor extranjero se instala
no hay freno
no hay yugo
mi fósforo de piel
se abre
ama
oye y se expande

y como una hoja llena
declamaré la vida
porque sólo llevo eso.
La tierra gira
y no hay más
que un silencio ataviado
de lluvia
niños y fieras
caléndulas puestas
al rayo más pequeño del sol.

Todos somos eternos
pero jamás imprescindibles,
todos hacia el cielo volvemos
si no damos la cara al horror
o tal vez porque lo miramos
y lo dejamos que sea
hasta amarlo y que él
de tanto odio nos olvide.


Con qué fuerza, trueno
arrancas de mí la más oscura noche
y me entregas a un dios
que me espera
con los besos de él
en la mano
y mi alma, que ya es suya,
en el centro de Andrómeda.