No sé qué tiene tu nombre
que al peinarme brota
y como tu palma derecha
me acaricia la ansiedad
y me resguarda del odio humano.
No sé que tiene tu alma
que podría irme lejos
y saber que eres mi dueño
y mi maíz de viento,
mi alimento de corazón.
No sé que tiene tu infancia
que se atropella con la mía
y me dice cosas raras,
enteramente dulces, válidas
para la legalidad de nuestro universo.
No sé que tiene tu amor
que me da un telescopio
para ver a dios sentado en el universo.
Será que es amor y no caída libre
y por eso el prodigio.
En realidad yo sé que es amor
y por eso siempre
te voy a escribir poesía.
viernes, 19 de septiembre de 2014
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