Amor
que te ensartas en el oído medio
de la aguja alma
y me coses el infortunio
su bastilla rota
de tanto correr
justo al opuesto de su negrura.
Amor
que te vuelves guerrero
y perro de agua dulce
en las horas de un carmín
que va cargando
las novedades de los sin tierra.
Amor
que te escondes entre mis pechos
y esperas que me venga en ti
pues eres algo más que hombre
País y nube
ciudad y templo.
Amor
que deshilaste los sonidos
del tiempo
y tejes con permanencia oscular
la vena de dios
hecha carne.
Ven a mí
y escríbeme de dios
apenas abras los ojos
y me llenes de almabesos.
miércoles, 10 de septiembre de 2014
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