martes, 24 de agosto de 2010

Testimonio

Qué lindo golpea el viento a la calle
mientras el peatón deja de serlo
y se cree poeta a destajo
por consentimiento sideral
o por una suerte de ungimiento salvador.

Yo lo he visto con estos ojos
que no se han de comer los gusanos:
desde ahora soy cenizas
-multicolores, pero cenizas al fin-.

Nada

Nada:
una burbuja del norte
algún aullido de canción desterrada
asentada en mi regazo.
Unos ojos con mosquitos integrados
y unos lentes para pasear el tedio.

Una cosita de nada.

(favor de no confundir
con alguna canción ochentera).

lunes, 23 de agosto de 2010

Respuesta a la confusión:

Espero un milagro.
No la lluvia de siempre.

Una nave para poner mis cachibaches querendones,
una estela maya para tatuármela en el pecho
y salir oronda de la batalla a cuerpo a cuerpo
con mi amante de planta, Soledad.

Espero decibeles tiernos de un tlatoani del siglo XXI
en el ombligo de Coyolxauhqui.

Un beso afortunado en tiempos de llorar la mala suerte
de nacer con el almíbar en los entreshijos,
un latido de amor con fagot adjunto que me haga saber que sigo viva.

Eso espero, confusión a medianoche.

domingo, 22 de agosto de 2010

Babilonia

Qué plasta sueñas,
rojo compacto entre mis añiles tiernos.

Qué relojes desarmas con tus labios
o qué sueños desgarras con tus fauces de luz.

La Babilonia que construiste a lo largo del valle
ahora es un pantano de plúmbagos,
jardín botánico para una zombie
que no deja de llover tu nombre
porque no es septiembre y yo tengo hambre de tu carne.


Ayúdame.

Incéndiame.

Háblame.


O no: mejor olvídame.

Solo así se fulminan las historias ovales
la universalidad de la elipsis del sol
y los esteros de mi patria privada y absorta en nosequés de medio tiempo.

Cúmpleme otra vez la maldición escrita en mi lunar en triduo:
aún siendo tú quien eres, no dejas de ser hombre.

Y tampoco has estado en mí.

viernes, 20 de agosto de 2010

Agudización sensorial parte I

Una paleta con óleos revueltos invade nuestro ventanal.
Óyela venir, sticker no solicitado,
tatuado ya en esta piel iridiscente de puntos en su tinta
(a merced de tu boca olivetti).

Demasiado pronto

"Hoy ya es demasiado pronto para echar a correr.
Hemos envuelto aquella niebla en nuestra niebla,
copal de luz sincrética entre las medias caladas de nuestra inocencia
caminante de vértigo azul que se adueña
de estos senderos tendidos a mano alzada
-nunca oída-
y tinta
-lugar donde florecen los otros yoes-".

Fue entonces cuando tu cara
se pegó a mi vientre
y desde lo más ígneo de mi espejo de zorzal
emití un acuerdo con mi rebeldía feminoide,
abarcando tu cuerpo con estos fonemas en flor.

Coordenada 30-30

Hay una cuerda desgastándose en las inmediaciones de un cuello
que no fue
no asido desde el núcleo del útero que lo soporta
-no inventes, inocencia flamígera, coordenada 30-30-.

Desgarra a este viento,
le roba su dentadura
(marfil de fin de semana
acostumbrado a morir entre llantas lloronas).

La clava muy adentro
de ese agujero hecho con lápiz
sempiternidad de un barco feliz.

Adónde voy yo,
no he oído de aquellas olas que solían enmarcar mi nombre.

Marco el terreno de lo ingrato:
si dios fuera un chofer de la 13B,
yo tendía las tetas más grandes que Marilyn Monroe.

Eternidades de medio tiempo

Sólo trata de desoxigenar la arena:
verás que la soledad la trajiste siempre tú
en la huella que está detrás
de todos tus dedos presentes.

Arriésgate a perder lo que no es tuyo.
Sólo ese dios solo puede palpar la ausencia
de algo que te deben
desde todas las eternidades absolutas
las de medio tiempo
y las de turno nocturno.

[Y si desencajas el rostro,
algo inusitado no te espera:
el dolor no es fuente de compañía
y los columpios se hicieron
para jugar a ser pájaros
una vez cada equinoccio de verano].

miércoles, 18 de agosto de 2010

Estoy ávida, sí.

Estoy ávida, sí.

De platicarte que llevo
tus fonemas cadenciosos en mis faldas.
De presumirte que de nuevo soy un amanecer
con labios de granada.
De llevar tu sonrisa en mi pezón prendada.

De sembrar tu voz en la entrepierna de mi madrugada
momentos antes de vivir una tarde de cine mudo.
De ser un manto de amarillo cisne
que te cubra cuando estés solo
y pienses que en el silencio no habito
porque mi casa está solamente en las palabras.

Estoy ávida de soplarle al viento, tu padre,
este núcleo de besos y deseo,
esta esfera de mar con el yin de todos mis nacimientos.

De untarme la parte de ti que más fluya
-aparte del tintero.
De reírme otra vez
mientras mi deseo de ver morir al mundo detengo.

De muchas otras cosas estoy ávida.

Hablaré de ellas el día
en que tu lengua y tu voz pueblen el reino de mi cuerpo.

martes, 17 de agosto de 2010

Avidez

Avidez de algo, no sé.
De mirarte sostenidamente un día entero.
Sacudir nuestros marasmos
pensar en todo aquello categorizado
como el simple qué sé yo
y luego vivirlo, decirlo, tocarlo.

Avidez de besar tus labios.
Avidez de oírte a mi lado.

Avidez de juntar carreteras,
avidez de jugar a ser un sol que no queme jamás.

Avidez de perpetuar
el minuto tierno de esas noches
en que no hablamos nada
pero nos abarcamos intransigente y rojamente.

Avidez de sembrar tu voz entre mis piernas
parir un nuevo cielo
gritar la palabra vida y estar viva y contenta.

Tengo avidez de ti,
de presumirle al mundo
que inesperadamente he vuelto a nacer.

lunes, 16 de agosto de 2010

Un algo

Un lucero diminuto
un meteoro portátil en tus pupilas
un single ochentero
una flor que jamás se marchita
una cajita sin música ni bailarina
ni lluvia de abril
pero repleta de besos quedos.

Mi cepillo de dientes
mi pastillero rojo
mi Kerouac, mi Fausto y mi Quijote en miniatura
mi dije de la buena suerte
aquel espejo de Angel Face bordado en la India que jamás nadie toca;
el bloc donde comienzo a tapizar sus renglones
con tu nombre orfebre.
Esa pluma que no soñamos poseer
pero perseguimos a diario en cada escrito.

No lo sé.
Deseo darte algo,
enviarte donde tú estés algo.

Un algo, que pronunciado con mi voz acallada
te haga llorar
por todas las cosas pequeñas
artesanales, delicadas,
como perfumadas a detalle
vivientes en este mundo.

Un ejemplar a escala
que te haga saber y sentir
lo que le estás haciendo al mío
con tu nube, tu planeta y tu voz
desde que les abrí las puertas de mi templo.

Contabilidad Financiera. Introducción

La diferencia entre el debe y el haber
son los besos que no me has dado
y me sirven de pretexto
para figurarme como una creyente más
de tu lengua hechicera;
o para confesarme prendadísima
de tu cerebro derriteñoñas
y de tu alma de hombre bueno
entre tanta gente sin piedad.

La diferencia entre el debe y el haber
son los minutos veraniegos que pagué
para conocer tu luz a pesar de la pintura triste,
el beso puesto bajo tus lentes
y en tus ojos
tu boca...
y ese sarcasmo milagroso
por el cual podría gastarme
otro minuto más,
antes de que se nos vaya el sol.

Máculas de maíz

Hay yunques preciosos en el horizonte,
imberbes máculas de maíz
arrancando su deidad del estupor de occidente:
-esa refracción de luz en tres centímetros de diámetro,
zafiros de un unicornio que duele
mientras se adentra en la bolsa roja de una mujer sempiterna
de carne semioscura
y tacto triste-.

Yo no los lancé desde el suelo llagador,
no soy dios, sólo soy anecdotaria de veinticuatro horas
y un fragmento de espina universal.

Agóbianme las manchas en el Sol.

Necesito oírme contigo, pluriafortunado entre las mujeres.
Guárdame de la ceguera causada por tan maléfica
artificial luz de los agobiantes días.
Bésame cualquier pestaña:
mis ojos todos atestiguan desde mi singular siempre
el temblor de mis garras de papel entintado.

sábado, 14 de agosto de 2010

No hizo invierno

No hizo invierno
sólo viento.
Tu barba y tu cabello pudieron mecerse ahí.

Y mi sangre tan sola
de tu boca de león erguido, pero hambriento...

No hizo invierno
sólo viento.

Ícaro es un estúpido
Pan un consumidor de fantasía
y los aviones unos gandallas
que se llevaron mi potestad
de saber volar
a ojo cerrado
y con tu nombre en la tercer rayita
de la palma de mi mano.

No hizo invierno
sólo flores de un monte arriba
que es mío.

Ego te absolvo de la incuantificable distancia:
existes porque mis neuronas
te nombraron con el viento de la una de la tarde
y ahora te piensan a las dos y cacho de la mañana.

Sismo de estrellas

Yo solía ser buena.
Ponía mis dedos cada noche
en el vaso de cristal -que de nadie nunca fue
porque eran de vidrio macizo-
en aquel ungüento de eucalipto y miel-
como si cualquier flor de enredadera olvidada
con ganas de vencer las dicotomías del lenguaje absurdo
(esa plétora que agobia la espalda
con sus axiomas falsos)
con tan solo pedirlo a una piedra azul,
bastara.

Buena para rezongar.
Buena para brillar por mi ausencia en las típicas fiestas.
Buena para no olvidar una fecha
-aunque no salgan a la luz-.
Buena para luchar un maíz
que nunca ha sido mío.
Buena para hacer cualquier cosa,
excepto lo que hago ahora.

Dentro de mí se mueve aún un altiplano
exigiéndome el reencuentro.

Sismo de estrellas,
déjenme regresar al hogar.

Inocencia

Bendita inocencia,
espejo humeante
que todo lo desarticula en sus fauces dulces,
imponiendo la fe para vivir otro poco
en la línea divisoria
del jamás y el siempre.

Habrá que jugar otra vez a la matatena
con las piezas de una gloria
que es arena movediza conjugada en tiempo futuro.

Bendita inocencia,
traslúcido crisol que regala una cara amorfa y buena:
por ti pude ver otro rostro ajeno a mi realidad.

Bendita inocencia...
tomada de la mano me tienes
y por eso,
voy que vuelo para santa
en tiempos de carestía de dientes de marfil
y agonías de princesas prístinas,
habitantes todas de cuentos medievales y algo decadentes.

sábado, 7 de agosto de 2010

La continuidad del origen

Ágil, transparente va
la alegría entre los cardos.
Ya se instala en lo que amamos
aquello que nombramos fe en la alteridad y fue nuestra
tiempo antes de la explosión universal.

La continuidad del origen
replanteó la necesidad de comprender,
un para qué seguir haciendo mutis en este mundo.

En vez de filosofía postmodernista,
se creó un ígneo, luminoso beso volador.

Los senderos tristes ahora nos dan otras caras al transitarlos.
Iluminados, nos muestran la permanencia y extinción de los cardos:
ya se instalan en lo que amamos,
aquello que se llama Gracia y es nuestra
mucho antes de la explosión universal.

viernes, 6 de agosto de 2010

Los Capitalistas de la Euforia

Aquí viene la alegría pedaleando una bicicleta.
La has traído tú.

Vuelve a marcar mi noche
con tu risa fuereña.
Juguemos a ser Los Capitalistas de la Euforia.

Yo produciré más
si tú traes la materia prima:
el color de tu voz pintando azules de estío
en mi cielo-corazón otra vez iluminado.

Así, abrazaré tu horizonte
cada vez que quieras llorar.
Promoción válida solo para ti,
sólo tú vales la hazaña.

Aquí viene la alegría pedaleando una bicicleta.
La has traído tú.
Es bueno volver a creer en los milagros.

Es un regalo sideral saberte cerca de mí.

lunes, 2 de agosto de 2010

Musical espera

Méceme más así, amor,
en tus aguas el éxtasis atiende a la noche-día
y soy yo quien entre tus aguas
me siento cien mil veces multiplicada
hasta estallar y renacer.

Y ya que llegaste a mí en pago por la soledad perpetua
de mis otrora terrestres días,
mantente hombre y galaxia entre mis poros siempre
úngeme lo que resta de mi cauda de tu estrella viva.

Si en el mundo no encontré
al ser que me llenara estando viva,
debió haber sido por tu mágica, cósmica,
musical espera.

Una letra

Yérgome
a pesar de la pleura agonizando en la pared emergente
contra la que se estrella todo lo que creí pude ver.

Una mancha añil podría llover razones
para reventar en llanto
o exhumar el monumento a la Gracia Plena.

Sólo sabemos, mi pie cansado y yo,
que es momento de cerrar los ojos y partir otros cardúmenes
parir una letra antes que la iconografía.