Sólo trata de desoxigenar la arena:
verás que la soledad la trajiste siempre tú
en la huella que está detrás
de todos tus dedos presentes.
Arriésgate a perder lo que no es tuyo.
Sólo ese dios solo puede palpar la ausencia
de algo que te deben
desde todas las eternidades absolutas
las de medio tiempo
y las de turno nocturno.
[Y si desencajas el rostro,
algo inusitado no te espera:
el dolor no es fuente de compañía
y los columpios se hicieron
para jugar a ser pájaros
una vez cada equinoccio de verano].
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario