Ágil, transparente va
la alegría entre los cardos.
Ya se instala en lo que amamos
aquello que nombramos fe en la alteridad y fue nuestra
tiempo antes de la explosión universal.
La continuidad del origen
replanteó la necesidad de comprender,
un para qué seguir haciendo mutis en este mundo.
En vez de filosofía postmodernista,
se creó un ígneo, luminoso beso volador.
Los senderos tristes ahora nos dan otras caras al transitarlos.
Iluminados, nos muestran la permanencia y extinción de los cardos:
ya se instalan en lo que amamos,
aquello que se llama Gracia y es nuestra
mucho antes de la explosión universal.
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1 comentario:
Será quizá esa respuesta mística...no lo sé. No obstante, siempre sostuve que la metáfora poética servía también a la filosofía, a lo social, etc. y etc.. Eres la prueba. Placer pasar por aquí. Besos.
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