No hizo invierno
sólo viento.
Tu barba y tu cabello pudieron mecerse ahí.
Y mi sangre tan sola
de tu boca de león erguido, pero hambriento...
No hizo invierno
sólo viento.
Ícaro es un estúpido
Pan un consumidor de fantasía
y los aviones unos gandallas
que se llevaron mi potestad
de saber volar
a ojo cerrado
y con tu nombre en la tercer rayita
de la palma de mi mano.
No hizo invierno
sólo flores de un monte arriba
que es mío.
Ego te absolvo de la incuantificable distancia:
existes porque mis neuronas
te nombraron con el viento de la una de la tarde
y ahora te piensan a las dos y cacho de la mañana.
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