La diferencia entre el debe y el haber
son los besos que no me has dado
y me sirven de pretexto
para figurarme como una creyente más
de tu lengua hechicera;
o para confesarme prendadísima
de tu cerebro derriteñoñas
y de tu alma de hombre bueno
entre tanta gente sin piedad.
La diferencia entre el debe y el haber
son los minutos veraniegos que pagué
para conocer tu luz a pesar de la pintura triste,
el beso puesto bajo tus lentes
y en tus ojos
tu boca...
y ese sarcasmo milagroso
por el cual podría gastarme
otro minuto más,
antes de que se nos vaya el sol.
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