Te amo
con el lenguaje florido
del siglo que nadie contó
porque era subversivo en amor,
y el amor siempre
se deja para más tarde.
Te amo
con las líneas de mis manos
dispuestas a ser solariegas
o lluviosas
para tu cuerpo.
Un almendro de luna nueva
instalado en tu pecho
o a medianía de tu boca
Te amo
con la piel de Japón o Londres
las pantimedias caladas
y dos o tres lotos entre las piernas.
Te amo porque no tengo fundamentos
ni certezas ni papeles.
Y es que es la libertad lo que busco
al entregarte mi alma.
miércoles, 24 de septiembre de 2014
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