lunes, 22 de septiembre de 2014

Las gotas descansan en el pórtico
de las ovejas que sueñan ser
y por eso un día amanecieron en cirros.
Míralas llegar, saltar, reír,
mira, niño, cómo su cuerpo
al miedo no afligen ni entregan
caminan, abrevan del sol y la lluvia
se hinchan, ríen y luego, esponjas de un mar celeste,
sostienen que el phi está entre nos.
Luego se alejan para comer mirlos
y así se va caminando el día
hasta que una de ellas ve llover
la gota que llega al pórtico
y sueña escribir el sueño
como si fuera poesía.

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