No me regales avenidas
calles anegadas en gente
estupor de viernes
queriendo salir
por los poros del delirio.
Regálame besos
cada dos horas
cada tantos tercios de mundo,
regálame flores
puentes nublados
con la promesa de ti
a la vuelta de la esquina.
Regálame este viernes
tu tiempo al salir
de la oficina
y habla conmigo
de esos libros
que jamás decimos
por estar escribiendo
al orgasmo multiplicado
en nuestra fusión.
Regálame paciencia y ardor
este sábado, hoy viernes
durante el domingo
cuando vayas al súper
no me dejes colgando
del sí
ni aparezcas muy tarde
porque es puente.
Dame un silencio convenido
y al punto exacto de su término
habla conmigo.
Muéstrame tu ala veraniega
yo te daré mi ala virgen
de todo orden banal
que no te pronuncie ni oiga.
Regálame motivos
fundamentos
teoremas y tesis
donde pueda yo ver
que es tan sólo
enfermo destino
efímero destino
debilucho destino
y no un mundo anterior
a mí
o posterior a mi falda
capaz de aburrirte
excitarte
desquiciarte o aplaudirte
tanto como lo haría yo
con o sin poemas.
Regálame un noviazgo
de los de antes
cuatro días
una plaza
muchos poemas del XIX
gardenias.
Estaré esperando por ti
a la hora de siempre,
en el siempre,
con el corazón abierto
porque tú me haces falta.
viernes, 12 de septiembre de 2014
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