lunes, 1 de septiembre de 2014

La tierra gira
y no hay más
que un silencio ataviado
de lluvia
niños y fieras
caléndulas puestas
al rayo más pequeño del sol.

Todos somos eternos
pero jamás imprescindibles,
todos hacia el cielo volvemos
si no damos la cara al horror
o tal vez porque lo miramos
y lo dejamos que sea
hasta amarlo y que él
de tanto odio nos olvide.


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