al anverso de la lengua
donde los gemidos nacen
donde el recuerdo de dios
sabe a la piel que se ama.
Si yo veo y siento
si veo y toco y al final no muero
es porque llevo incrustada
a mitad del camino de mi lengua
tu historia pagana y divina
acrecentándose como único fuego
y dan las diez o las cuatro
y el mundo sería plano
sin este ruido anidado
que en tu mujer me transforma.
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