lunes, 1 de septiembre de 2014

Canto a la calle sucia
que te ve pasar
con el pie desnudo de soberbia
con el pie llenito de magia
y por eso flotas.

Canto a tu sexo formando
la higuera feliz sobre mi campo,
canto la honestidad de tu cuerpo
rompiéndose frente a la luna
que a veces queda sola.

Canto a tus dedos de raíces bailando
febrilmente sobre mí, tu tierra.
Canto a las hojas escritas en papel minuto
que a veces me roban tu beso.

Canto a tus labios delgados
como vuelo de gorrión recién levantado,
canto a tu voz de madera
acariciada por la risa.

Canto a tus hombros porque siempre están
y llueven o retumban
a veces, inmóviles me miran
y luego una banderita ponen
para decir que aquí llovió tu estrella seminal
y no otra.

Canto a tu ojo izquierdo
más pequeñito que el otro
y a la arteria que desde el anular sale
para coronar tu corazón.

Canto a las calles de plumas
donde caminas a las seis, ángel.

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