Ya te oigo llegar
tan libre de ti
que vaga de tu silencio
a mi camino cantado
y de mi silencio apuntalando
el fuego de mi lengua
hasta tu voz
que no se oye
pero se guarda entre mis pezones
en tu voz
que abre campos de maíz violeta
para mis días de soledad abierta.
Ya te oigo llegar
con el regalo del sin fin
entre las manos,
tu pecho lleno de mí
para escribir la vida
con tus propios medios
pero siempre de vuelta
a esta tu casa
que nunca te dejará reposar
porque mi tierra
es girante viento.
lunes, 8 de septiembre de 2014
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