Una pleamar
infinita
avasallante
abrumadora
se pronostica a la salida de mis dedos al viento.
Hay un nido de avispas
cosechando sus muros en mi vientre.
Y un tambor desencajado
advierte
que la emoción se irá en fuga de meteorito
por mi boca:
esto es la línea de la muerte.
[Los símbolos de la ira,
la paz, la turbulencia feliz,
la fatuidad, el entrecejo sin diamante,
la ola sublime llegando
a los pies de mi tierra
regálanme un alud que me quema por dentro
y yo acierto al recordar
que río y lloro a la vez
porque esta es la enésima vida que me ocurre.
Se muere el miedo a la nada].
sábado, 26 de junio de 2010
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