sábado, 19 de junio de 2010

La reina impura

La cola aterciopelada embestida de rubíes y sangre
atraviesa el campo férreo
anuncia la llegada de la reina estival.

Es su cetro lo que a todos hipnotiza.

Vagante sepia incrustada en sus pupilas
su piel más blanca que la nada
acoge el final de los días entre sus altivas muecas.

El pálido tremor del mundo a sus pies de porcelana
postrado
encaramado
no redimido
sirve de sendero para que ella lo transite.

Todos sus súbditos saben el nombre
del lugar donde se encuentran.
Alaban a la reina impura
lamen sus ropas:
han caído al señuelo.

Bermejos días de junio:
en tus manos está lo arrebatado, oh, tú,
reina impostora,
traedora de presagios amargos.

Sólo tu antítesis
nos traerá de nuevo el canto de las flores de estío.

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