lunes, 28 de junio de 2010

El espejo de Moctezuma

Qué ganas de traicionar al entorno
pronunciar lo impronunciable
en lengua aria.

Ser de una egolatría feliz por un día.

Me gana el setenta por ciento
de la sangre que padece
la repetición del mismo filme
la refracción de la derrota
en el espejo de Moctezuma
a quinientos años de la ceguera.

1 comentario:

Javier F. Noya dijo...

Fuerte complexión del adn. Como una persecución, una fatalidad, un desasosiego. Bello no obstante, y quizá reparador. Besos.