La lluvia al son de una falda ladeada
enganchada por los picos del viento
tejen para mis ojos una cama:
mi cuerpo de mujer guerrera va dejando
trocitos de talones y palabras dichas a diario;
ella, con su red de hilos de luna
me procura la salvación por un día,
me suspende en el éter de la solitaria noche.
Qué lindo es dormir entre tus brazos, niña,
pareciera que ya estabas esperando
mi tan cantada muerte saturnina.
Arrúllame en el espejo hermético
de los tiempos feligrises de mi pueblo,
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1 comentario:
Bello, muy bello, nostálgico pero muy bello. Besos.
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