Mi plegaria gris se torna azul ahora:
Sóplame la vida,
dios hijo de Mercurio.
Vuélvete mi fuego,
conquistador de mi reacia luna.
Y yo te haré venir a mí
para que con tu aliento me purifiques y me inundes
por el resto de mi encendida piel y vida.
Amén.
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