Tómame, calle
vuélame libre con tu aire
excúlpame la mala ortografía de mi vida
perfúmame con la vainilla
de una flor artificial.
Bautízame bajo el neón de tus lámparas
y con el barullo de tus muros de todos los tiempos
-los vistos
los nuevos
los imaginados
los muertos-
trózame la herida
para poder compartirla
con el asfalto índigo
que me seduce
cual cuento chino sin fin.
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