miércoles, 24 de noviembre de 2010

Escudo

Siempre habrá una hora
en la que el fuego del guerrero
se vaya a dormir.

Me dijo mi espíritu beligerante
antes de dar la media vuelta.

Me sobrevive la vigilia
en esta noche donde quisiera dejar un momento
de pensar
y latir.

No temo dejar el escudo.

Es el miedo a transformar la liberación del llanto en cárcel.

Los fantasmas de crisantemos sobrevolando
la gaveta de todos los poemas
aún no escritos.

El aroma de mis manos de hielo y mis ojos
una noche de corazón abundante.

Lo que me turba.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola. me gustan tus poemas. no sé si me puedas ayudar... tengo una amiga, a la que quisiera darle un regalo de cumpleaños como un libro o una pelicula, porque le gusta leer y le gusta ver peliculas. pero no sé no sé . si te digo más detalles me darias algunas ideas de que le puedo regalar?
saludos

Javier F. Noya dijo...

hay que ser valiente para dejar salir algunos sentimientos. Menos críptico, pero muy bello, creo que tus versos lo reflejan con suavidad, como respetando ese dejarse salir. Besos.