Yo tendría memoria
de lo que he hecho.
La escribiría en un pilar de oro y bronce.
Más o menos en este orden:
Mis pecados.
Mis exabruptos.
Los extravíos con los que crucé el mar
de la inquietud poética.
[Poiesis es letra y es creación.
Lo demás es pose y trascendencia histórica].
El hoyo profundo y negro
que fui y en el que nadé
un tercio de este año.
El superyo de una hembra
que está fuera de mis manos:
tanto vuelo se redujo a un pasito
dentro de la escala cósmica...
Qué hastío esculpir efigies narcicistas.
Es mejor el canto a grito abierto
aunque no se sepa muy bien
qué es lo que nos hace cantar
a la del espejo y a mí.
Abro el piano.
Vehemencia, toca esa melodía
que está solamente dentro de mí
y que nunca podré tocar
porque no soy pausa ni pauta.
Luz de todas las lunas,
guárdame otro poco de excentricidad
para recordar el futuro.
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1 comentario:
De lo mejor, salvo por tus pecados...huele a arrepentimiento por haber cometidos tan pocos...Feliz año que viene, que te traiga presente con curso futuro sin contrapeso pretérito, y que te traiga deseo. Así como Séneca le aconsejaba en cada carta a Lucilio: "consérvate bueno"; yo le agrego a ese consejo: "pórtate mal". Besos.
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