martes, 21 de diciembre de 2010

Adiós, Charles Dickens

Charles Dickens puede irse a dormir
a escribir otro cuento navideño
en un país aburrido y lejano.

Navidad, deja tus productos en la puerta.
Ni Oreo ni Diet Coke hicieron mi infancia más feliz
y Barbie sólo me sacó espinillas de frustración.

Aquí no nevará.
Sólo hiela
y sucede en enero.
En realidad no preciso de ello.

Destellos de memorias futuras a escribirse,
dulces que se deshagan en mi boca y en mi vientre,
una ventana para escaparme del odio estando despierta,
eso es lo que más quiero.

1 comentario:

Javier F. Noya dijo...

Te has refregado hasta sacarte cualquier vestigio de candidez navideña. ¡Y lo celebro! No puede nacer quien está muerto, y no puede reavivarse la misma estúpida ilusión. Aquí, en este hemisferio todo calor agobiante, esa estupidez es más patente. Besos de barricada.