Charles Dickens puede irse a dormir
a escribir otro cuento navideño
en un país aburrido y lejano.
Navidad, deja tus productos en la puerta.
Ni Oreo ni Diet Coke hicieron mi infancia más feliz
y Barbie sólo me sacó espinillas de frustración.
Aquí no nevará.
Sólo hiela
y sucede en enero.
En realidad no preciso de ello.
Destellos de memorias futuras a escribirse,
dulces que se deshagan en mi boca y en mi vientre,
una ventana para escaparme del odio estando despierta,
eso es lo que más quiero.
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1 comentario:
Te has refregado hasta sacarte cualquier vestigio de candidez navideña. ¡Y lo celebro! No puede nacer quien está muerto, y no puede reavivarse la misma estúpida ilusión. Aquí, en este hemisferio todo calor agobiante, esa estupidez es más patente. Besos de barricada.
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