Tonsuremos el pelaje de la noche,
otras cuestiones nos esperan por la mañana.
Los búhos abren sus ojos,
sí,
pero la dama nocturna
le acaricia con la palma suave y desnuda.
Quiébrense los cristales de la entrepierna de Celeste
yo quiero escribir nuestros nombres
en el suelo que es sueño y es pecado de espera infinita.
Tonsuremos el pelaje de la noche.
Otras cuestiones nos esperan por la mañana.
¿Por qué no hemos de asistir
al regreso prístino
que siempre está allí
y no es
porque nos envuelve el destino?
La ciudad nos aniquila con su feroz mordida.
(pero es que tú y yo estamos acostumbrados
a respirar el fragmento).
Yo sé que puedo vencerla porque has nacido.
viernes, 21 de mayo de 2010
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