Oh altiplano de sideria,
en tus pies coloco mis cabellos
y las manos y los ojos
y todo lo que mi ser conlleva.
Alberga en tu seno su nombre
apártalo de toda maleficencia
que no hay otra cosa que yo quiera
gracia mía, madre eterna
que ver al hombre de mi luz
de mi alma y de mis venas
enteramente feliz
a pesar de la ingrata tierra.
Regalo otro no pido,
ya todo me lo has dado:
puedo amarlo,
estoy completa.
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