Mil alcatraces volátiles
desplegarán sus pétalos de la dermis.
Nunca supe volar
pero hay algo que empuja lento.
Es la luz que viaja y nos consigue
un tiempo más;
es el florilegio de las danzas silentes
la antología de los abrazos sentidos
cúmulo de labios repetidos
enlazados para brincar los charcos.
Ya la nube no es el oprobio de los justos:
todos hemos tocado el fondo del cielo
para reconsiderar este asunto que llamamos vida.
Alcáncennos las cosas bellas de la estación,
dioses buenos y humanos:
todo lo demás dormita ya en el camposanto.
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