martes, 18 de mayo de 2010

Ya la nube no es el oprobio de los justos

Mil alcatraces volátiles
desplegarán sus pétalos de la dermis.

Nunca supe volar
pero hay algo que empuja lento.

Es la luz que viaja y nos consigue
un tiempo más;
es el florilegio de las danzas silentes
la antología de los abrazos sentidos
cúmulo de labios repetidos
enlazados para brincar los charcos.

Ya la nube no es el oprobio de los justos:
todos hemos tocado el fondo del cielo
para reconsiderar este asunto que llamamos vida.

Alcáncennos las cosas bellas de la estación,
dioses buenos y humanos:
todo lo demás dormita ya en el camposanto.

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