Tuve un vuelo;
en esa tierra me querías
había olor a paz
cintas de tranquilidad
las caras nos envolvían.
Y hasta un dejo de iluminación pasional
cambiaba nuestro andar.
Qué difícil es regresar
del paraíso nocturno.
Y qué fácil es amar así
cuando no hay fecha de caducidad
para creer en la posibilidad de lo alterno.
jueves, 6 de mayo de 2010
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