Ya nos vamos:
mire cómo se borra lo indecible.
Escuche cómo se expande lo contrito.
No hay magia sin fe.
No hay religión sin un beso.
No hay angustia sin alguna realidad perfectible.
Ya nos vamos.
Si desea burlarse del tiempo a contratiempo de esta mujer,
de su caótica belleza
o de su desenfrenada entrega semimaniática;
si desea guarecerse de lo que a otros no se les puede decir
o desea confesarse humanamente sensible y harto del mundo;
si simplemente tiene ganas de ser usted mismo,
llámela a su casa.
Ella siempre le contestará:
el falso orgullo es para las Barbies.
Amor Universal es lo único que flota en su casa con olor
a fresas persas de otra época, provenientes de un dulce mundo paralelo.
jueves, 9 de septiembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Me gustan las religiones que existen tras un beso. Y esa despedida de todos y de una que deja su llamador a tiro de algún acólito es sumamente sugestivo. Será quizá una arista del eterno retorno? Besos.
Publicar un comentario