Tengo unas cajitas de música
que arrullan a cada uno de mis oídos
me cuentan de tu día
de tus pies sobre el asfalto
que te pinté de colores ayer día
de tus desayunos y tus comidas
de tu habitar.
Las grabé para soñarte lento y tierno
a tí, niño guerrero,
le debo muchas cosas a mis mundos paralelos
en especial una:
que me permití robarle a los dioses
la fortuna de desobedecer sus paradigmas
sus mandatos y sus restricciones:
Salvé a mi mundo del tiempo y la distancia
y hoy conmigo, esta noche,
en mis cuatro puntos cardinales
y en mi centro de mi universo umbilical
estás.
Yo salvo mi mundo de las necedades
por cada segundo
que me permites a tu nombre de cuatro dimensiones
amar.
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