Como la promesa de Krishna,
de Venus, de Isis, de Casiopea,
de Amatista y de Ashtart
llega a mí la noción de tu existencia
que es una gota que baña a una hoja verde
que es la luz que a las flores de mi jardín alimentan.
Si por la paz de saberte vivo y en mí
yo tengo
que pasar por los estadíos de la imperfección
hasta la pureza
o si nada de esto es cierto
y sólo necesito latirte, respirar
en el aire que eres
y tomar el agua que me refresca;
Entonces, yo pago, Sol de mis bienaventuranzas
las que ningún libro escribió
porque ese libro es mío
yo pago todo avatar y toda fortuna
porque la dualidad está inmersa
en esta rueda, que le llamamos vida
y que es en tí su figura.
Como la promesa de Ra y de Quetzalcóatl
está tu nombre
tus gafas y tu entereza:
Así cada día yo te sigo venerando
y te amo aún más y mejor
que el primer día.
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