Me columpio en la tarde azul
que imagino son tus brazos.
Así debilito mi incredulidad
ante las distancias y los huecos
que en la panza dejan los espacios
y los lleno de la vitalidad que creo
con lo poquito que tengo de fe en el mundo
-la misma que nació al verte
porque fue un milagro saber la vida bella
en tus ojos-
de la esperanza de verte
de darte por entero este poema mundo
que es mi cuerpo
mi sangre, mi mente y mi corazón.
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