Sale con la espalda empapada
morena toda ella
es un cedro de ascendencia mexicana.
Mira como las guerreras chichimecas
hace tiempo que quedaron enterradas
seguro vino su tatarabuela
y le sembró coraje
porque cimbra el suelo
cada vez que por la cuadra pasa.
No sonríe, no hay motivos a la redonda
y sin embargo un aura angelical la cobija
tiene un pequeño que apenas dejó los brazos
él la verá hasta la tarde
cuando la morena cansada llegue
de entregar las manos con tal de que no la despidan.
Quiere un gansito
la madre le dará un plátano:
hoy en día las monedas del salario diario
acaso alcanzan para fabricar sueños
enmediode un pantano.
Y por las noches, cuando por el pan convertido
en objeto suntuoso
salen el niño y la morena,
el terregal que por mi casa se despega
es la cortina de un telón de fondo;
aparecen magos, aparecen hadas
y la morena sonríe sus ojos:
ella sabe que su niño tendrá otra sonrisa
cuando a su progenie lleve erguido de hombros.
miércoles, 18 de febrero de 2009
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