No me cuestiones
por qué tú
por qué te elegí a tí
para escribir te quiero.
Pues la respuesta es tan grande
como el inmenso mar
que dentro de mí se agita
cada vez que te pronuncio
cada vez que tú a la hora de la comida
de las noticias, de la manejada enmedio
del terrible tráfico
cada vez que en las mañanas
me hago una idea
de lo bello que es por decir tu nombre
despertar y estar completa.
Puede que se deba a tu mirada
o tal vez a tu paciencia.
Puede que sea sólamente
de Eros una extraña jugada
o que simplemente
tienes lo que yo quiero
en el lugar exacto
y en el momento perfecto:
un hombre humano con el corazón de niño bueno.
No me cuestiones
por qué mis arranques
por qué mis achaques
de soledad si tengo en cuanto miro tu cielo
la oportunidad de volverme algo más
que un ente pesimista y ciego:
me vuelvo mariposa,
acaso una estrella que te hace la competencia
a brillar como tu cabello
a soñar con la mirada en el cielo
y los pies sobre la tierra.
No me cuestiones cuestiones técnicas:
es como preguntar por qué las horas
por qué los engranes de aquella máquina perfecta.
Si el amor se hace para vivirlo
si al amor no se le pregunta si estará bien o no
que uno lo sienta:
él es un rey y sólo arriba
con la mirada erguida, con la seguridad completa
de que el morador de esa casa le abrirá las puertas
tal como lo hice yo al despertar en tu cara
una noche de enero y con una historia
que ahora me ve envuelta
en los días más felices y raros de mi vida
por los que estoy segura nací
para conocer tu existencia.
Simplemente escucha que te amo
y si puedes, dale a este sentimiento
la oportunidad de ser
en el campo libre de lo incierto
que llamamos nuestro particular espacio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario