Ojalá que todos los cielos
fueran así de claros:
puedo ver tus ojos
puedo escuchar tus labios
y puedo bailar en este silencio
que me sabe a agua dulce
caída desde lo más bendito
desde lo más sagrado.
Ojalá que siempre te miraras
con ese cometa en el rostro:
ojalá que este corazón diera zancadas
para abrazarte noche y día
para decirte que eres mi tesoro.
martes, 10 de febrero de 2009
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