domingo, 1 de febrero de 2009

La divina existencia

Tu divina existencia
se disuelve en mi sangre y en mi pecho
para que yo nunca olvide
alabar tu nombre su concierto.

Concédeme la virtud
de amarte noche y día
alza mi voz hasta que se vuelva
un sonido fino que sólo tu alma perciba.

Ahóndame en tu mar de arena
vuélveme fragancias este desierto
exhorta a mi andar
a ser flores que sean como un eco
para que nunca le falten mis te amos
a tu esencia, a tu mente
a tu corazón y a tu cuerpo.

Tu divina existencia
se disuelve en mi sangre y en mi pecho
para que yo nunca olvide
alabar tu nombre su concierto
para que yo no me olvide del amor
que en tus ojos chiquitos
(como de niño bueno)
yo a diario veo.

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