Interpreté el viento helado
como un saludo de su piel y de sus manos
que a desierto y a frío saben
me conocen porque en eso
mi desierto y el suyo son iguales.
Miré hacia la palmera
los cipreses y una nogalera:
de alguna forma tenían su esencia
me besaban la piel de cierta manera;
Y los dátiles sobre la mesa
sabían tan dulces como su beso promesa
mi tierra prometida,
mi mapa pintado con su edén.
Interpreté las horas
como un beso sexual y angelado
él es mi fuego
mi fuerza entre mis costados
la ternura de este vientre
la pintura de mi carne
y el mar que con su oleaje
me mantiene en pie.
Interpreté este día
como un regalo de mi gigante
de mi señor en apariencia distante
del amor de mis ojos
de la luz de mi ser.
(Y yo le mandé mil flores
encapsuladas en un café
y varios coches
que gritaban alegrías
sonaron el claxon
porque mi fuego traían:
estoy segura que al caos lo volví un cielo
era el mío
era mi Eros
era mi amor
eran mis besos.
Y lo siguen / sigo siendo eso hasta el infinito
y todo para él.
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