Los domingos eran magros
reducto de las revistas de otros tiempos
fotografías colgadas en la garganta
nunca promesa de floración.
Me despertaste hoy y fue increíble
pasar del recuerdo al no tiempo
de las pestañas de lo absurdo
a tu misericordia que bebe café
y prepara el desayuno a kilómetros de distancia
y me abraza al mismo tiempo
y oye mi cursilería auténtica de amor por ti
de esperanza natural con primavera inserta.
Eres el editor de mis uñas y de mi lengua
y lo sabes.
Hoy serás el hacedor de globos aerostáticos
con nuestra historia dominical
escrita en el anverso.
domingo, 16 de marzo de 2014
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