Escondido en la tersa noche está
tu latido de león y niño.
He de arroparte en mi luna
hasta que duermas
he de volverme caricia silente
hasta hallarte despierto, feliz
danzando en nuestra nube.
He de fabricar pinceles con mi cabello
para teñirte de índigo y añil
tu perfil
antes de que tus piernas
de nuevo la ciudad venzan.
Escondido en mis pliegues está
mi corazón amándote
con liturgia y laicamente.
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