Hoy es el día
de vaciar el cuarto
sacar los aretes impares
los escritos que deben salir al sol
los recuerdos de un vestido amarillo
que nunca se usó
y también de las promesas que jamás se pidieron
por no ser inoportuna.
Abrí mi habitación
y hallé tu listón morado
tu bolsa de papel verde con puntos blancos
tus libros, tu paso de gigante en oro
tus dedos bailarines impulsándome al placer
y también a la estacíón cinco
en Deimos.
Me senté frente a lo que pienso es dios
y pedí perdón.
Aquellos días se fueron.
El juego es otro y ahora es divino. Su trazo,
un bebeleche de amor y tu vía láctea.
Hoy tu beso
le da Gracia Plena a mi armario
a mi buró
a mi peinador
a mis libros.
A mi cuerpo recién tallado para ti.
A mi alma que nada en tu dirección
porque sé que nada tengo
excepto esta puerta abierta
para darme y recibirte
como la luz lo escribió el día que nacimos.
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