Yo, luna del norte
abanico de cal milenaria
trozo de nogal ofrendado
a las entrañas de tu mundo
vengo a ti para encenderme,
alcohol galáctico.
Necesito de ti el incensario
para volverme sándalo entre tus poro
requiero de ti la vía láctea
para liberarme de mi herencia esteparia.
Ven a mí, deidad transparente
que todo lo toca
y todo lo renombra
y todo lo muerde y todo lo transforma.
Y no me preguntes cómo o cuándo:
me he desdoblado por ti
y ya sólo entiendo de planetas violáceos
una cinta sin números para el tiempo
y este bendito, glorioso pranah.
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