Y que en ardiente arena
las caracolas del mar te resguarden
las palabras de Thot
cuando el mundo procreaba
el divino silencio.
Las fervorosas olas te peinen
hombre
las andanzas de anhelo y sal de tu Mar
y en tus ojos se deposite
la fe ciega
de los recuerdos futuros de dios
hechos tu mujer y tú, hombre
porque,
fuego enardecido
renovados son los signos divinos
cuando te abres paso al sol
y te escuchas en el oído infinito
que a ella le guarda el tiempo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario