Traigo un llanto atorado
a mitad del sol de marzo
y justo detrás de los ojos
donde retumba tu perdón
y tu fragilidad de niño vulnerado.
Ayer traje la visión
de un cuadro cayéndose a pedazos
estuve cerca de no pertenecer a la dicha
llegaste a tiempo
como siempre
a salvarme de mi propia sombra.
Hoy traigo una angustia
que es también anhelo y es búsqueda:
tu cuerpo, amor
tu corazón de leche tibia
tu espíritu redentor
tu cara de niño cuando jugamos
a la inocencia que nunca fui
y por eso la traes a nuestro espacio
a la dulzura que no tuve
y por eso tu hombro protegiendo mis miedos.
Pienso en las llegadas
en los besos en la nuca
en el nuncamente de tu oído
y la vastedad de tus labios.
Y me haces mucha falta
y no sé cómo consolarte
porque no sé si así, convaleciente
me necesites.
Traigo un viento espíritu norteño
que me habita y me golpea
y me lanza a la estratósfera:
ya quiero cerrar los ojos y tomarte las manos
ya quiero oír tu voz
para que de nuevo me purifiques.
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