Lo cierto es que escucho tu nombre
y brotan las flores del ciruelo
y comprendo que siempre habrás
de venerar al sol porque es tu hermano
y por tanto siempre habrás de iluminar
apenas tus párpados despierten otro día.
No tengo duda de tu amor infinito
curando las llagas a distancia
pues a mí también me has curado.
Un guerrero ríe, eso dice la premisa.
Honrada estoy de ser tu compañera
porque emprendo contigo
la batalla de los justos.
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