domingo, 2 de agosto de 2009

Héroe callado

Algunos somos
más que un fruto perdido
en la arena del olvido
o la pasión adormecida en un rincón.

Una suerte somos
de poros de la piel de un gran dios

que se olvida de besarnos los ojos
para no ver

que se olvida de besarnos los labios
para no ofender

que se olvida de besarnos las manos
para no herir

que se olvida de besarnos los oídos
para no caer

que se olvida de besarnos los pies
para no morir

Y aunque nadie sepa bien
el valor de un puñado de versos
micrófonos abiertos
pulmones bien afinados
hojas y hojas escritas de labios fabricantes de besos
y una que otra mirada
que limpia el más ensombrecido cristal,

saber debiera que
quien guerrea por una utopía
está lejos de ser santifiado después de su propio mediodía
ungido por la árida virtud
creada en tiempos de agreste filosofía
o encapsulado en mármol
donde los pájaros cagan su pobre ideal.

Se queda en el toque intacto
del saludo de sus dedos
de la caricia de sus cabellos
de uno que otro grito destemplado
y casi casi como a destiempo.

Memorias que se distorsionan en el viento
y bien instaladas en el complejo
ácidodesoxirribonucléico infinitesimal
de un ser que escuchó
la canción de vida
que aquel héroe callado
debía cantar.

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