miércoles, 26 de agosto de 2009

Con-fe-sión

Me siento culpable
de no tener paciencia;
de hablar lo que mi corazón engendra;
de no arrepentirme
por ninguna de las dos anteriores impaciencias;
y de ser yo al fin y no querer cambiar
porque me costó demasiado llegar a serlo.

Nunca de intentar abrazar este absurdo llamado vida
con la poesía que no sé inventar ni declamar.

(Al menos no esta noche).

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