Si hubiera que rezar
para salvar mi barco
te rezaría a ti,
a tu dolor embriagado,
a la templanza que observas
cuando las letras se imprimen
sobre la hoja un momento antes de morir
-mueren de nuestra memoria creativa
nacen para en otras mentes existir- le rezaría
a tu virtud de padecer en soledad de aviones
condominios, amigos y secretos caros u olvidados
todo lo que los demás intuyen y no saben
o si saben esconden que también lo intuyen.
A ese don de levantarte a la misma hora
-minuteros bailando o no, siempre es la misma hora-
y decir lo que has vivido mientras duermes
lo que has creído mirar mientras lees
lo que has llorado mientras esperas lo que no se puede alcanzar.
También te rezaría
la sonrisa que ocultas bajo las manos parlantes
quizás la nube que se posa en tu cabeza
mientras el tiempo pasa sin alardes
ese coraje para ignorar a los humanos
a pesar de saludarme,
Te rezaría lo bello que es
encontrar a un conocedor de un fragmento de la Verdad
y no retroceder al chocar con lo que es mío y creo
porque también le has rezado a mis miedos y mis tropiezos
porque soy una amargada que se enamoró de ti.
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