Aventemos nuestras marcas
hasta hacerlas brillar estrelladas en los muros
finjamos horror ante el final
y gocemos secretamente
este desenlace del futuro:
nos hemos perdido la feria
de una lluvia de flores-estrellas
sólo por quererlas imitar.
Cruzando el umbral
están los postigos de un niño sonriendo
también están los santos
y los íconos sacros durmiendo
bajo la faz de un farol sintético
porque el dios de abraham está muerto
lo matamos hace buen rato ya.
Yo habré de mecerte en mis trenzas,
niño fuego niño
tú harás de cuenta
que la humanidad no ha dejado de cantar.
miércoles, 12 de agosto de 2009
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