Estos ojos que ves
se mueren de frustración
y murieron alguna vez
por no poder darle luz
a ese cúmulo atómico
que es tu carne encendida.
Te leo y te siento hueco
y enjugar tus ansias insomnes
mis manos querrían.
Pero no soy nada en tu universo
y mis días actuales pudieran contarse
como un estupor del tiempo
como si la galaxia me diera por muerta
y hasta por perdida.
Aún así,
rezo para que un angelito
baje donde tú.
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